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HELADOS

6 curiosidades del helado a través de 6 helados de tu infancia (y de la de todos)

Analizamos las leyendas detrás de uno de los postres más deseados del mundo… y la historia de los helados más consumidos por grandes y pequeños

Helado de turrón / Getty Images

Madrid

Aunque su consumo es recomendable con moderación durante todo el año, el helado siempre es sinónimo de verano. En cucurucho, en forma de polo, acompañado de tarta, caramelo, lacasitos o licor. Las posibilidades son tantas como las curiosidades en torno a este producto en su conjunto, y cada parte de él tiene historia.

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La nieve: el origen

En China, el emperador Tang (618 – 697 a.C.) mezclaba hielo con leche, néctar de frutas y miel. Esta receta pasó a la India y a Persia, donde se perfeccionó hasta crear un plato frío a base de agua de rosas y cabello de ángel que se servía a la realeza durante el verano. En la Edad Media, los turcos desarrollaron el şerbet, una mezcla de frutas y especias enfriadas con hielo de las montañas. Es destacable el parecido del vocablo árabe con el término hispano "sorbete".

De Oriente Medio, la receta llegó a Grecia, y, gracias a los viajes de Marco Polo, a Roma. Incluso hay teorías que atribuyen el nombre de los polos al apellido del mercader veneciano.

El cucurucho: un préstamo

Al principio de su existencia, los helados se servían en platos. Pero se dice que en la Exposición Universal de San Luis, en 1904, un heladero se quedó sin platos. Su vecino de puesto, un repostero sirio, enrolló en forma de cucurucho la pasta crujiente que vendía para hacer gofres y se la ofreció para que pudiera seguir vendiendo helados.

Cornetto

Empezó a venderse en los 70 siendo un cucurucho normal y corriente. 10 años más tarde, la marca Frigo lo bautizó como Frigolín; en los 90 pasó a llamarse Cuore y ahora es Cornetto. Una de sus características es la cobertura de chocolate del interior de su barquillo. Se dice que, en Nápoles, la gente consumía el helado y luego se deshacía del cucurucho porque quedaba demasiado blando. Para evitarlo, un heladero colocó una capa de chocolate por dentro del barquillo para que quedase crujiente cuando se llenaba de helado.

Actualmente, los helados también se sirven en gofres o sobre hojaldre, aunque las presentaciones han ido evolucionando y variando, dependiendo del lugar donde estemos. En Sicilia, por ejemplo, es común ver helados dentro de bollos. En las zonas atlánticas de Estados Unidos y en el Caribe se vacía el interior de frutas como naranjas, limones, piñas o cocos y se coloca el helado en el hueco.

Corte con barquillo

Es el sándwich de helado casero típico de todas las casas de los 70. El bloque más famoso era de nata, chocolate y fresa. Ojo: el corte se come en redondo para que no se derrita. Seguro que aún hay a quien le gusta ver cómo queda redondito y finito.

¿Cuánto hielo debe tener un polo?

La cantidad de hielo en un polo está regulada por decreto, igual que ocurre en los helados de crema y en los de leche. En el caso de los helados de agua, deben contener un mínimo de un 12% de materia seca.

calippo (o su variante, el pirulo)

El Calippo es uno de los polos de hielo más imitados en sus más de 40 años de existencia y de los más populares entre los adolescentes. Los primeros sabores que salieron fueron fresa y lima, y más tarde se vendía el de cola. Su principal competidor era el Pirulo tropical, de gran tamaño y sabor a maracuyá, piña, mango y melocotón. Alcanzó el pico de máxima fama en los 90 gracias a la publicidad y fue el primero que incorporaba juguetes para niños en el palo.

Los helados "no helados" son más dulces

Las papilas gustativas son sensibles a la temperatura: cuanto más caliente esté un alimento, más intensa es la seña que envían al cerebro y mayor intensidad de sabor notamos. Cuando comemos un helado recién salido del congelador, sentimos que esos canales se atrofian y por eso no podemos detectar más sabor que el frío de los -12ºC de temperatura a la que debe estar cualquier helado. Al margen del “caliéntalo en la boca” para ahorrarnos un dolor de garganta, también conviene hacerlo para detectar el dulzor.

drácula

Consiguió ser uno de los polos más famosos sin publicidad ninguna. Tenía tres capas: una negra, sabor cola, que emulaba la capa de Drácula. Debajo de ella, otra roja, sabor fresa, que imitaba la sangre. La última era sabor vainilla e imitaba la piel de la “víctima” a la que Drácula mordía. Comiéndolo apenas cinco minutos después de sacarlo del congelador, la mezcla de sabores era muy intensa (igual que la sensación de sed de después por tanto dulzor).

Los helados de leche, buenos para la garganta

Al contrario de lo que pueda parecer, algunos médicos recomiendan comer helados de leche a los niños con inflamaciones de garganta. La textura del helado es suave y fácil de tragar y al estar fría, actúa como anestésico. Además, se suele recomendar después de cualquier operación de la boca en general. En el bando de los contras, cuidado con tomar demasiado: en el caso de las enfermedades de garganta, la leche del helado puede aumentar la densidad de las flemas.

frigopié y minimilk

La web All-rankings calificó al Frigopié como el mejor helado de la historia. Salió a la calle en los 80 y, a pesar de ser de los pocos que no ha innovado en nada, sigue siendo una de las preferencias de jóvenes y adultos. No ha variado ni su sabor a fresa ni su particular forma de pie, que siempre llevaba aparejado el dilema de por qué dedito empezar a comerlo. La frase “Mami, ¿me compras un helado?” encabezaba el cartel que anunciaba un diminuto polo de pura leche de vaca azucarada. Poco más que añadir. El Minimilk lleva casi 30 años siendo amado por grandes y pequeños.

En España no comemos muchos helados

Según la Asociación Internacional de Productos Lácteos, el país que más litros de helado consume de media por habitante es Nueva Zelanda (26,3 litros). Le siguen de cerca Estados Unidos, Australia y los países nórdicos. Aunque la reina del helado es, sin duda, Italia, y especialmente la ciudad de Florencia, donde surgió el helado moderno en el siglo XVI gracias a los pasteleros de la familia Médici. Allí y en Bolonia están los museos y marcas de helado más famosas del mundo. Mientras, en España, apenas catamos una media de 6,5 litros al año.

magnum

Entre los adultos españoles, es el rey de los helados en todas sus variantes: chocolate negro, chocolate blanco y almendrado, el más popular de los helados que se compran para consumir en casa. Lleva en el mercado 27 años y cada verano lanza ediciones limitadas de peculiares combinaciones en pequeño formato.

Los tres sabores más consumidos a nivel mundial son cookies (40%), vainilla (26%) y fresa (19,3%). Las vanguardias más ocurrentes intentan hacerse un hueco y ya existen helados de ostras, callos, pimiento, pescado, pasta, curry o zanahoria.

 
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