El desvarío del ministro
En las grabaciones del ministro Jorge Fernández Díaz se escucha el chasquido de lo peor que ha dejado el PP en la administración: su manoseo constante, su perversión
Palmeras Salvajes: 'El desvarío del ministro'
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Madrid
Hay un aspecto fundamental en las conversaciones del ministro del Interior con el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña: es la utilización del plural. Se da mucho en articulistas: se usa el plural incluyendo a los lectores, el articulista sube a los lectores a su propia opinión. Esto en las conversaciones del ministro es anecdótico, pero a la vez es importante. ¿Qué dijo el PP cuando Monedero en un mitin dijo que llevaba en las listas a jueces para ordenar detenciones? ¿Qué dice ahora cuando se sabe que, de alguna forma, eso ya lo estaban intentado ellos?
Hay un funcionamiento detrás de esas conversaciones, una forma de entender el país. Algo suyo. El Gobierno que recibe en sus grandes despachos para atender al imputado Rato si sus delitos son tan grandes como sus anteriores responsabilidades. El Gobierno que utiliza sus responsabilidades con los ciudadanos para traicionarlas y en último caso explotarlas a su favor. En esas grabaciones se escucha el crujido del sistema, el chasquido de lo peor que ha dejado el PP en la administración: su manoseo constante, su perversión. Y algo aún más grave: el ministro no está buscando escándalos para que su partido se beneficie, que también, pretende que se beneficie el Estado. Actúa no por egoísta sino por patriota. En el fondo supongo que se ve a sí mismo como un soldado.
El ministro sugiere y anima al jefe de la Oficina Antifraude a investigar a familiares de ciudadanos que él entiende son un peligro político. No un peligro que atente contra la sociedad, nadie por quien haya que cerrar la puerta con llave; se atenta contra la soberanía, y por tanto el Gobierno considera justificado cualquier medio.
Es hasta tierna la insistencia de Jorge Fernández Díaz en preguntar a cuánto está el gramo de escándalo en políticos de Esquerra y Convergencia. Lo poco que le interesa si el partido es el PSC, no digamos si se le presenta un dossier de PP. Hay un problema en estas acciones, un problema que impide, o debería impedir, ya no que el ministro siga en su puesto sino toda la maquinaria que lo sostenga. Si el Gobierno tiene entre sus responsabilidades defender a toda costa, y por cualquier medio, la patria, el ciudadano debería saber en campaña cuáles son esos peligros: de qué es lo que debe cuidarse España. Porque del mismo modo que esto se hace para parar el independentismo, es razonable pensar que si el Gobierno está convencido de que Podemos es un partido del chavismo pagado por un régimen extranjero, está defendiendo locamente a España también de ellos. De qué modo y a qué precio.
Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...