Es su turno

Madrid

Sin encontrar explicación a la legitimación en las urnas de la corrupción y la conspiración del PP, lo cierto es que la victoria de los populares en las elecciones de ayer no admite contestación. Catorce escaños más que en las elecciones de diciembre, le saca 52 escaños al Partido Socialista, que es el segundo, y le han votado casi 700 mil personas más. Esto es indiscutible, porque ante todo los votos se cuentan, y lo que funciona es la aritmética pura y dura, las interpretaciones las dejamos para los análisis.

Y la aritmética nos dice que esta vez, Mariano Rajoy no puede esconderse, no puede rehuir la investidura. Tiene la obligación de aceptar el encargo del Rey cuando se lo haga y ponerse a trabajar para garantizar esa investidura. Esta vez no vale esperar a verlas venir, sin mantener contacto con ninguno de los partidos que podrían facilitarle la investidura. Es su turno. Y el resto de partidos deben dejar el tacticismo a un lado y pensar que es lo mejor para este país, que lleva ya seis meses con un gobierno en funciones y que no podría soportar unas terceras elecciones forzadas por la falta de acuerdo.

El PSOE, esta vez, no está en disposición de tomar la iniciativa. Ha cosechado su peor resultado, por segunda vez consecutiva, sólo respira porque no ha habido sorpasso, pero sus resultados analizados de manera aislada son malísimos. Su lugar está ahora en la oposición. Podemos tampoco está en disposición de reclamar nada, su confluencia con Izquierda Unida ha sido desastrosa, no es que no hayan sumado, es que han restado. Que diferente la digestión del 20 de diciembre a la de ayer. Hoy Pablo Iglesias ha desaparecido. Y Ciudadanos, cada vez más irrelevante. Las estrategias de los tres tras las elecciones del 20D lo que han conseguido es reforzar al PP, reforzar a la derecha en este país y, ahora, tienen que asumir las consecuencias. Así pues, ahora, les toca actuar con responsabilidad y poner a andar la legislatura, aunque les toque estar en la oposición y desde allí hacer política ante un gobierno que en minoría, ya no podrá usar el rodillo al que estaba acostumbrado.