Juicio divino

El Vaticano condena a un sacerdote español por revelación de secretos y deja libre a los periodistas que publicaron las informaciones. No sólo en el reino de los cielos de Fernández Díaz hay problemas con las filtraciones, también en la capital del ángel Marcelo tienen sus propios jaleos. Éste es especialmente divertido porque los secretos revelados demuestran que se compran santos. O sea que Dios también un precio. De esta forma los parientes de los aspirantes a beatos o santos pueden llegar pagar 400.000 euros a los intermediarios. Las informaciones las publicaron los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi en un libro titulado crípticamente.

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Los 4.000 millones de euros en patrimonio inmobiliario del Vaticano, los apartamentos de hasta 500 metros cuadrados de algunos cardenales o la desviación de fondos destinados originalmente al Hospital Niño Jesús que se fueron al helicóptero de monseñor Bertone, o a la remodelación de su ático. Unas informaciones que levantaron escándalo en el Vaticano porque fuesen conocidas, no por su contenido. De ahí que hubiese un juicio divino, un juicio que ha condenado al cura español Lucio Ángel Vallejo Balda por la filtración.

El Vaticano ha reconocido no tener jurisdicción para juzgarlos. Que eso es lo que yo espero que nos pase a ti y a mí cuando llegue el juicio final. Que en lugar de ser absueltos o condenados al fuego eterno, Dios nos mire de arriba abajo y nos diga que no existe jurisdicción en el cielo con la que poder juzgarnos.