Fracasa quien no consigue el apoyo de nadie

Madrid

Concluida la primera ronda de contactos para lograr la investidura, lo único que tenemos claro es que vamos para atrás, como los cangrejos. Es evidente que Rajoy no ha conseguido el apoyo de nadie, exceptuando el solitario voto canario. Un desastre. Rivera se abstendrá, Pedro Sánchez dará un no rotundo y los nacionalistas, ni agua para ahogarse. La respuesta del presidente en funciones ha sido la habitual, marca de la casa: sacudirse las chinches y echar las culpas a los demás.

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Todas sus soluciones pasan porque sean los otros quienes cambien de posición y se traguen el sapo de auparle a la poltrona sin que él mueva ni un solo músculo. Pretende que alguien se tome en serio un papel de 55 páginas, llamado pomposamente Programa para el Gobierno de España, apenas un catálogo de vaguedades y beatíficas intenciones. Pura filfa, basurilla para alimento de sus periodistas de cabecera.

Pero la verdad es terca: si de nuevo acude a Zarzuela a decirle al Rey que no cuenta con apoyos, su única salida es irse a su casa de Sanxenso. O de Santa Pola. Y no intente tampoco cargar en las espaldas del resto de partidos, sobre todo del PSOE, el peso de unas terceras elecciones. Si las hay, será porque él, Mariano Rajoy Brey, ha sido incapaz de recabar los apoyos necesarios para evitarlas.

El fracaso, suyo.