Drones en la playa

Madrid

Su uso va más allá del plano militar, aunque su principal aplicación sigue siendo la seguridad. En España ya se han probado en algunas playas para evitar ahogamientos e incluso para detectar la intrusión de embarcaciones en zonas destinadas exclusivamente a bañistas. El sistema permite la comunicación mediante megafonía con barcos que puedan poner en peligro la vida de personas que estén en el agua.

Se trata de una labor que pueda complementar el trabajo de los socorristas e incluso llegar donde la acción humana no puede.

Este sistema se va a poner en marcha este verano en Torrevieja, Cartagena y algunas playas de Galicia. El año pasado se hicieron pruebas en Marbella, Ribadesella o en arenales de Cantabria.

El uso de estos aparatos en las playas está prohibido para cualquier otra utilidad. En 2014 el Gobierno aprobó reguló las operaciones que se pueden realizar con estos aparatos de peso inferior a 150 kilos.

Ninguno de estos tipos de drones deberá sobrevolar concentraciones de personas al aire libre, instalaciones de órganos de gobierno, fuerzas de seguridad, militares o embajadas, ni prisiones o zonas donde se haya producido un siniestro en el que se esté prestando socorro.

Esto en España. Nuestros vecinos de Portugal e Italia también han utilizado las aeronaves no tripuladas. En el caso italiano su uso ha estado centrado en rescates en el Mediterráneo, habituales por el número de naufragios provocados por la crisis migratoria que vive Europa.

En Portugal se ha generado polémica porque determinadas empresas los han utilizado para controlar el trabajo de los empleados. En este país no pueden superar los 120 metros de altura, salvo si se trata de aparatos con motor de combustión. En este caso no superarán los 30 metros de altura. Tienen prohibido sobrevolar edificios oficiales, zonas urbanas o cuando se esté produciendo un rescate.

Las multas tanto en España como en Portugal por no cumplir el reglamento pueden superar los 250.000 euros.