Nuevo desafío independentista

Madrid

La desobediencia no siempre tiene la épica de la rebeldía.  En ocasiones, la desobediencia se convierte en una provocación estéril que puede tener consecuencias que se extiendan más allá de los provocadores. El Parlamento catalán ha consumado hoy uno de los actos de desobediencia más trascendente en el proceso independentista. Con los votos de Junts Pel Sí y de la Cup, y pese a las advertencias del Tribunal Constitucional, el Parlament ha aprobado este miércoles las conclusiones de la Comisión de Estudio del Proceso Constituyente que apuntalan la uniteralidad y que amparan, entre algunos rodeos lingüísticos, la celebración de un referéndum no pactado.

Este es fundamentalmente un conflicto político al que habría que haber ofrecido una salida política y no sólo legal,

El ensimismamiento independentista de Junts Pel Sí parece tener efectos narcóticos, como si el estado de ensoñación se hubiese convertido en un estado de consciencia sobre el que se construye una interpretación sesgada de la realidad y de la legalidad, sobre la que se apoya un falso conflicto entre la soberanía y ley en el que la voluntad de la gente se impondría a la legislación a partir de un peligroso axioma que se podría resumir en:  ¡Qué más da lo que digan las leyes cuando la gente las supera!

Y ahora tendrá que ser el Constitucional el que decida qué castigo impone. La reforma de la ley orgánica de ese tribunal recoge las medidas posibles: una multa, la suspensión de quienes hayan cometido el incumplimiento, la intervención del Gobierno de la nación para que garantice el respeto a las resoluciones del tribunal o el inicio de un procedimiento penal.

Esta crisis puede resolverse con rasguños o en una batalla encarnizada. Una vez más conviene insistir en que este es fundamentalmente un conflicto político al que habría que haber ofrecido una salida política y no sólo legal, también en esa nueva fase.

La misma política que retuerce la verdad y tensa las costuras es la que debe reconstruir este edificio antes de que solo queden escombros. Con el fin de  demostrarnos que en este país y en este nuevo tiempo, la política no se ha convertido solo en parte del problema.