"Ahora puedo dormir tranquila"
En Hoy por Hoy conversamos con Ana y su abogado, César Pinto, que desde el turno de oficio consiguió que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos paralizara su desahucio
Ana tenía 24 años, dos hijos menores y la renta mínima de exclusión social cuando el IVIMA reclamó la vivienda que había ocupado y la Justicia puso fecha para el lanzamiento en diciembre de 2012. Sin recursos, acudió al turno de oficio que le asignó a César Pinto como abogado.
La otra cara de la justicia: 'Ahora puedo dormir tranquila'
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La demanda de Pinto fue desestimada en España y llevó el caso hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que paralizó el desahucio sólo unas horas antes de que se produjera. "César hizo el caso suyo desde el primer momento", recuerda Ana a preguntas de Macarena Berlín. "Eran días de desesperación, los niños no lo entendían y ya tenía todo recogido para irme cuando me llamó y me dijo que me podía quedar", añade. Y eso que como ella misma reconoce "no confiaba en la Justicia porque yo estaba de okupa y veo que están echando gente, a veces mayores, porque no pueden pagar la hipoteca". Por suerte la historia ha acabado con final feliz y hace un mes el IVIMA le ha adjudicado legalmente la vivienda y Ana ya puede "dormir tranquila sin la angustia de pensar qué va a pasar mañana".
Derechos Fundamentales
La fórmula del éxito que usó César Pinto fue plantear el caso de Ana desde el punto de vista de la vulneración de Derechos Fundamentales, como un trato "inhumano y degradante". Un planetamiento arriesgado y pionero que dio resultado y que ha servido de ejemplo para muchos casos similares. Pinto subraya que "lo que se entiende en España por Derechos Fundamentales es muy difícil traducirlo en derechos económicos pero Estrasburgo lo entendió y consideró trato degradante el lanzamiento de Ana y sus dos hijos sin buscar una solución alternativa".
Pinto desmitifica y defiende el turno de oficio. Asegura que allí no van los abogados que no pueden defender otras causas más lucrativas sino que es "vocacional" y hay que tener "años de experiencia y superar cursos para poder apuntarse". De hecho, la media de edad de los 42.000 abogados que hay en España en el turno de oficio es de 45 años, concluye.