Una incapacidad sangrante

Madrid

La política no es una ciencia exacta, el factor humano es si cabe mucho más retorcido, las certezas son menores y más endebles. La política trabaja, en buena medida, con hipótesis que no siempre se demuestran si quiera veraces.

Si la encuesta del CIS estuviera en lo cierto,  España seguiría en el mismo bloqueo, sin cambios sustanciales en el reparto del cuerpo electoral, sin castigos dolorosos, sin grandes culpables

Si la encuesta del CIS estuviera en lo cierto, en este país la ciudadanía está anestesiada. Si lo que dice ese sondeo fuera rigurosamente cierto, deberíamos concluir que los españoles somos conformistas, gente despreocupada a la que el bloqueo político no le preocupa, quizá porque se haya extendido la sensación de que no nos ha perjudicado hasta ahora. Sólo el 6,4 % de los encuestados cita como motivo de preocupación la falta de gobierno, y si nos preocupa tan poco, ¿por qué habría de darse más prisa Rajoy?.

Si la encuesta del CIS estuviera en lo cierto, si sus pronósticos se cumplieran al milímetro, España seguiría en el mismo bloqueo, sin cambios sustanciales en el reparto del cuerpo electoral, sin castigos dolorosos, sin grandes culpables.

Si el resultado de unas posibles terceras elecciones fuera el que augura el CIS, seguiríamos teniendo un grave problema porque los encargados de gestionar el resultado serían los mismos que han venido demostrando una incapacidad sangrante.

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Si la encuesta del CIS estuviera en lo cierto, una parte de la ciudadanía de este país sería incomprensiblemente indulgente con quien huyó una vez y no descarta hacerlo una segunda.

Mariano Rajoy mejora su valoración pese a su parálisis, pese a esa cierta indolencia demostrada durante todos estos meses. Es verdad, es uno de los lideres peor valorados pero volvería a ser el candidato más votado. Y es cierto, la izquierda aporta los políticos mejor valorados pero nunca serían los candidatos más votados.

Son meras hipótesis, y ya sabemos que un día nos pusimos a hacerlas y no dimos ni una, ni los sociólogos, ni los politógos, ni los analistas... Ni los periodistas...