Va por ellas

Madrid

¿Cuánto sabemos de ellas? ¿cuánta atención les prestamos?, ¿qué sabemos de su preparación o de sus carreras deportivas?, ¿cuántas portadas han ocupado en los últimos meses? Si hoy España puede celebrar alguna medalla es por ellas , pero nuestra mirada nunca ha conseguido quitarse el velo del machismo.

El deporte sigue soportando un doble yugo. El del fútbol sobre las demás disciplinas, el de los hombres sobre las mujeres y de vez en cuando, solo de vez en cuando, cada cuatro años, podemos mirar a los márgenes y descubrir que detrás del espectáculo, que en esa penumbra que no iluminan los focos del negocio y la televisión, ahí, justo ahí, viven deportistas apasionados, entregados en muchos casos a una pasión que no les reportará ni fama ni riqueza.

Pero el deporte no es sino una expresión más de un desequilibrio transversal, que pervive pese al paso del tiempo, pese a la conciencia de que el discurso se sigue construyendo de forma mayoritaria en masculino, pese a nuestra propia indolencia, la de los hombres, que nos sentimos tan cómodos debajo de tantos techos de cristal. La política, las grandes empresas, el sector financiero, el mundo académico. La sociedad, en definitiva. El deporte no es sino una expresión más de ese desequilibrio.

Por todas las noches que no lo hemos hecho, esta noche va por ellas.