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Electrosensibilidad, la dolencia no reconocida

La enfermedad está en un limbo legal porque no existe una base científica que relacione los síntomas con la exposición a los campos electromagnéticos

Antenas de televisión colocadas en tejadosGETTY

Madrid

Intolerancia a los campos magnéticos. Es la llamada electrosensibilidad. Se trata conjunto de síntomas médicos adversos cuyo origen, en creencia de sus afectados, está en la exposición a campos electromagnéticos. Los que sufren esta enfermedad no pueden vivir rodeados de elementos comunes para el resto: antenas de telefonía móvil, teléfonos móviles e inalámbricos, e incluso, si quisieran acceder a Internet su conexión debería ser por cable ya que las ondas del WiFi también les afectan. La enfermedad está en un limbo sanitario ya que no existe una base científica que relacione los síntomas con la exposición a estas ondas.

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El doctor alicantino Ángel Martín alerta del número de afectados por esta dolencia, que él cataloga como enfermedad, afecta a unas 300.000 personas en España. "Esta enfermedad es una advertencia de que nuestro organismo no tolera más ondas electromagnéticas", sentencia el médico, que propone una reducción en el número de antenas que hay en el país.

En cambio, y pese a ser una ciencia exacta, las opiniones difieren entre expertos. El físico y doctor en neurociencia, Alberto Nájera, cuestiona la enfermedad. "Personas que dicen sufrir esta dolencia no son capaces de diferenciar si estas antenas emiten radiación o no", apunta Nájera, que realizó esta prueba en dos personas que decían sufrir electrosensibilidad y fallaron más de la mitad de las veces en las que fueron preguntadas por si sentían las radiaciones. La causa por lo tanto, para Nájera y un grupo importante de expertos, se debe al efecto nocebo, es decir, como consecuencia de las expectativas pesimistas propias del sujeto afectado.

"Ni la Organización Mundial de la Salud ni ninguna entidad científica cree que esta enfermedad exista", sostiene Luis Alfonso Gámez, periodista científico y autor del libro Ver para creer. Pese a ello, Gámez reconoce que la dolencia y el sufrimiento sí que existe: "Pero la causa no son las ondas, el motivo es su convencimiento de que las ondas son malas".

Pese al no reconocimiento de la enfermedad, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha concedido este mes la incapacidad permanente total a un ingeniero de telecomunicaciones, de 47 años, que dice sufrir esta dolencia. "Hay muchísima gente que coge su teléfono y comienza a devolver", defiende Ángel Martín, vicepresidente de la asociación "Electrosensibles por el derecho a la salud", que enumera entre otros síntomas la pérdida temporal de memoria, dolores de cabeza o sequedad en la boca.

Martín puntualiza que cada vez se dan más casos de esta enfermedad e insta a la Administración a dar un paso adelante para reconocer la electrosensibilidad como enfermedad. Solo en Suecia está reconocida esta enfermedad, catalogada como una discapacidad.

Mientras tanto, en lo único en lo que coinciden todos, es en que se necesita una mayor concienciación social. Aunque para cada uno, esta labor tenga un sentido diferente. Mientras tanto, cientos de miles de personas que aún no saben qué les pasa y que, dependiendo del médico que les atienda, le diagnosticaran una cosa u otra.

 
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