El principio de un gran amor
El resumen de una semana marcada por la firma del acuerdo entre PP y Ciudadanos. "A partir de ahora, no hay que usar el verbo exigir" decía el portavoz en el Congreso de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta. Este es "El principio de un gran amor" apuntaba el del PP, Rafa Hernando. Más allá del acuerdo todos los partidos continúan en las mismas posiciones.
Madrid
La primera cita de esta semana tenía como escenario el número 13 de la calle Génova. Allí se celebraba el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular convocado desde hacía una semana. Rajoy exponía ante los integrantes de este órgano su visión sobre las condiciones exigidas por Rivera para sentarse a negociar. O eso creíamos. "Pero ustedes se reunían para hablar de las medidas que le exige Albert Rivera, ¿las van a aceptar?", le preguntaba una periodista. "¿Pero quién ha dicho eso?" le respondía Rajoy. “El Partido Popular no ha venido aquí a hablar de condiciones, ha venido a que autorice a su directiva a negociar con el señor Rivera”. El ahora presidente en funciones apeló a la responsabilidad y trasladaba la presión al PSOE sin cuya abstención, insistía se repetirán las elecciones. Además, dijo, tenía que hablar con Sánchez para fijar la fecha, pero Sánchez no quería hablar hasta que la fecha no hubiese sido fijada.
En Ciudadanos se mostraban sorprendidos por haber perdido siete días más. Su vicesecretario general, José Manuel Villegas, anunciaba reunión para el día siguiente tras la que Albert Rivera podía anunciar que Rajoy aceptaba firmar las condiciones exigidas por Ciudadanos y que esa misma tarde el líder del Partido Popular trasladaría a Ana Pastor que “estaba dispuesto a presentarse al debate de investidura”. Después de esa comparecencia, Rajoy dijo sentirse satisfecho porque se había avanzado. Además se presentaría a la investidura aún sin contar con los apoyos necesarios. Sin embargo, el tono de las respuestas a los periodistas sobre algunas de las condiciones, en especial aquella de la Comisión de Investigación sobre la financiación ilegal del PP, no fue el más cordial.
Ana Pastor fijaba la fecha esa misma tarde. Dejamos de especular con el calendario: 30 de agosto. En caso de que Rajoy fracase y en los dos meses siguientes no se articule una alternativa de gobierno, se convocarían elecciones para 54 días después. Nos veríamos votando el día de Navidad.
Sobre la necesidad de un gobierno alternativo y de progreso dijo Pablo Iglesias, reapareciendo tras tres semanas en la escena política, haber hablado con Sánchez en las últimas semanas. Pedro Sánchez le restó importancia primero, a la carrera y presionado por los periodistas, y el PSOE terminó desmintiendo horas después esas conversaciones. Insistió en el 'no' a Rajoy (aunque algún socialista como el aragonés. Javier Lambán haya dejado caer esta semana en la SER que el PSOE podría llegar a replantearse su situación en un última instancia con tal de no repetir elecciones) y volvió a instar a Rajoy a buscar apoyos entre sus afines ideológicos para garantizarse la investidura sin contar con el PSOE.
El viernes los portavoces en el Congreso de PP y Ciudadanos, Rafa Hernando y Juan Carlos Girauta, firmaban entre sonrisas el denominado pacto anticorrupción. Para Girauta no hay que hablar de líneas rojas y, una vez firmado este acuerdo, “ ya no se debe utilizar el verbo exigir” Hernando abogaba por un acuerdo de investidura que pueda llegar a ser de gobierno, volvía a apelar a la responsabilidad de Sánchez y dejaba la frase del día: “Yo lo que le digo es que estamos en lo que sería el principio de un gran amor”
Así comenzaron las negociaciones y, aunque en la práctica, en este momento, todos continúan en sus posiciones, hasta la investidura nos quedan, siguiendo el símil de Hernando, dos semanas de romance…