Porque él lo vale

Madrid

Era su turno, después de la espantada de la anterior legislatura, hoy le ha tocado subir a la tribuna y defender su discurso de investidura. Bueno, lo de defender es un decir, porque Mariano Rajoy se ha dedicado a leer en un tono cansino y aburrido los 36 folios que llevaba escritos en los que sobre todo nos advertía de los peligros que nos acechan si él no sigue gobernando.

Un discurso tan malo y tan previsible que ni siquiera ha convencido a sus socios de pacto de investidura.

Un discurso de repaso a los datos, a sus datos, económicos, de advertencia de aventurismos peligrosos y de defensa de la unidad de España.

Un discurso tan malo y tan previsible que ni siquiera ha convencido a sus socios de pacto de investidura. Los de Ciudadanos han salido completamente desconcertados del hemiciclo. Apenas referencias a los que le ayudan a sumar y nula referencia a los que pretende conquistar, al Partido Socialista.

O sea, nada de nada, el vacío en boca de Mariano Rajoy que incluso parecía fastidiado por tener que cumplir el trámite, que a él le debe parecer un incordio.

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Rajoy ha presentado su modelo de país, unido y necesitado de un gobierno potente sin veleidades radicales y él es el mejor garante y se queda tan ancho a la espera que el resto del hemiciclo se sume a su proyecto sin recibir nada a cambio, sin intentar seducirles, sin intentar ganárselos.

Rajoy en estado puro, tiene que ser presidente porque él lo vale. Y punto. Y si no lo consigue seguirá tan tranquilo a la espera de unas terceras elecciones, convencido, y seguramente con razón, de que él es el que menos tiene que perder.