Sesiones demoscópicas

Madrid

Ahora es muy difícil hacer algo en España y que no coincida con una investidura. Es como aquello de las conferencias de Madrid, que si no das una a las siete de la tarde te la dan. Mi impresión es que la investidura será nula. No es una impresión original, pero hay algo en todo este proceso que sí lo es. Este entrañable colapso institucional provoca que los partidos utilicen procesos como el de la investidura para hacer campaña. Ocurrió en la primera fallida de Pedro Sánchez y está ocurriendo ahora en la de Mariano Rajoy. Te presentas a una sesión de investidura no para salir como presidente del Gobierno, porque ya te han dicho que no lo vas a ser. Te presentas para intentar ser presidente del Gobierno en las siguientes elecciones. Del mismo modo, los movimientos del resto de los partidos (el ‘no’ ofendido de Podemos en las dos investiduras, el entreguismo de Ciudadanos en las dos) se dirige a las siguientes elecciones. Quizás no sean tanto sesiones de investidura como sesiones demoscópicas.

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Lo cierto es que salen a debatir con las cartas marcadas. Eso tampoco es ninguna novedad. Es como en el fútbol, sales al campo con el resultado, la crónica hecha y lo que es peor: pretendes emocionar al estadio. Pero tiene una lógica: ruedas de prensa sin preguntas, sesiones de investidura en diferido y una campaña electoral que no respeta ni su final más lógico, la sesión en la que hay que nombrar a un presidente. Para eso no se necesita la inmolación de un partido: se necesita la inmolación de dos.