Ilusión óptica
Me preguntaba qué habrá sido de la ilusión de cambio y si nuestros partidos son capaces de valorar el estrago social que significa haber malbaratado esa ilusión
Madrid
Con todas las posiciones cerradas a cal y canto no se atisba una vía de salida por ningún lado, ni por la derecha ni por la izquierda, ni en la segunda votación de mañana viernes ni, me temo, tampoco tras unas terceras elecciones. Y me preguntaba qué habrá sido de la ilusión de cambio que apenas hace un año sacudía nuestra sociedad, y también si nuestros partidos son capaces de valorar el estrago social que significa haber malbaratado esa ilusión.
Herrero de Miñón señalaba con agudeza que casi desde el primer minuto de la democracia nuestros partidos sintieron un impulso invasivo para ocupar con sus leales todas las instituciones sociales y todos los sectores de actividad del país y protagonizar ellos solos toda la vida pública. Muchas y muy malas consecuencias se derivaron de esa actitud que parece haber colgado del poder político cuanto en España se haga bien o mal y que ha llevado la pelea por los colores al último rincón de la vida empresarial o cultural. Y de aquellos polvos, estos lodos.
Los partidos miran mucho más hacia dentro que hacia fuera. Somos el argumento de su disputa pero ya no nos ven. Y su atasco lo atasca todo. Se está produciendo un efecto tremendo: que casi no nos interese lo que más nos interesa. Así que la ilusión ha resultado ser una ilusión óptica.
La firma de Iñaki Gabilondo: 'Ilusión óptica'
01:12
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