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La santa de las cloacas sube al altar

La Madre Teresa de Calcuta dedicó su vida a atender a los más pobres entre los pobres. Sus críticos le reprocharon, entre otras cosas, que no se preocupara por la procedencia de algunas de las donaciones que recibió para la causa.

FILIPPO MONTEFORTE EFE

Madrid

Agnes Gonxha, tuvo claro, desde muy pequeña, que su vocación era la religión. Nació en el seno de una familia católica acomodada, cantaba en el coro de la iglesia y, siendo todavía una niña, empezó a interesarse por las historias y vivencias que se contaban en torno a los misioneros católicos en Bengala. Con 18 años recién cumplidos, y persiguiendo esa idea de trabajar en la India, como los misioneros a los que admiraba, dejó su casa, en Skopjie (actualmente perteneciente a Macedonia), y se trasladó a Dublín, en principio para estudiar inglés.

Una vez en Irlanda tomó el hábito, con el nombre de Teresa, en la Congregación de Nuestra Señora de Loreto. Apenas dos meses después embarcó rumbo a Calcuta, en la India. Allí estudió magisterio y ejerció como maestra durante dos décadas. La miseria que observó a su alrededor le llevaron a abandonar la orden y a dedicarse por entero a los pobres más pobres. Corría el año 1948 y la India acababa de proclamar su independencia. Apenas dos años más tarde, Teresa obtuvo la nacionalidad india. Ya había fundado su primer centro de acogida para niños y fundado la Congregación de las Misioneras de la Caridad. Sus integrantes debían sumar a los tradicionales votos de pobreza, castidad y obediencia, el de la dedicación total a los necesitados.

Poco a poco fue abriendo por todo el mundo albergues, leproserías o centros de atención a los pobres, a los que acogían sin importar la religión que profesaban. La Santa Sede la eligió como su representante en la Conferencia de la ONU con motivo del Año Internacional de la Mujer en 1975, en 1979 recibió el Premio Nobel de la Paz, y en 1982 fue designada por el Papa para mediar en el conflicto del Líbano.

Teresa de Calcuta murió en 1997, con 87 años, en un asilo de Calcuta. Su carisma e influencia internacional, unidos a su legado y a su obra con los pobres, no la hicieron inmune a las críticas desde diversos sectores. Hay quienes recuerdan su fervor casi dogmático contra el aborto, los anticonceptivos y el divorcio. También se acusa a su congregación de oscurantismo financiero, y de cierto maquiavelismo al pedir dinero para la obra, sin prestar atención al origen de las donaciones. El periodista Christopher Hitchens apuntó directamente a la Madre Teresa para decir que aceptó donativos de personajes como el dictador Duvalier.

Por otra parte, algunos voluntarios que han pasado por los centros para pobres regentados por la congregación de las Misioneras de la Caridad hablan de la poca preparación del personal que trabaja con los enfermos y de las escasas condiciones higiénicas en los albergues y sanatorios.

La santa de las cloacas sube al altar
Carlos Cala

Carlos Cala

Empieza en la radio en 1992, en la emisora de la Cadena SER en Morón de la Frontera, trabajo que simultanea...

 
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