Un país atemporal

A Coruña

Me pregunto qué se están diciendoRajoy y Pedro Sánchez cuando se llaman por teléfono. Me gusta imaginar la conversación llena de silencios hostiles, con ruiditos de latas de cerveza abriéndose. Me recuerda a aquella misión excitante que tuvo un agente americano: espiar a Joaquín Almunia. Fisgando en la vida de Almunia o escuchando las conversaciones de Rajoy y Sánchez Paul Auster haría su mejor novela: ésa en la que un hombre encarga a un tercero que le espíe y se lo cuente. Es lo que necesitan nuestros candidatos.

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Yo creo que lo interesante no es saber qué se dice por teléfono Sánchez con el PP, sino Sánchez con el PSOE. Por lo demás, se habla en términos de investidura, y lo hacen PP y PSOE, como si al solventar esa urgencia España tuviese por fin gobierno. A veces ganar la investidura es la forma más rápida de no tener gobierno, o de tumbarlo. Cuando te proclaman presidente del Gobierno lo primero que te encargan es un cuadro muy bonito que se cuelga en el Congreso, pero no un programa.

Es un momento político en el que la urgencia lo es todo. Y se han puesto las luces cortas. Y con esas luces cortas a lo mejor Mariano Rajoy, o Pedro Sánchez, salen elegidos presidentes a cualquier precio para estrellarse en la primera curva. Quizás se esté más cómodo repitiendo elecciones con un gobierno interino que con una guerra desatada en un Parlamento colapsado. Quizás España, sin querer, ha encontrado por fin respuesta a sus problemas: un país atemporal, suspendido en el aire como Castroforte de Baralla, la ciudad de Torrente Ballester. Un suspense pragmático.

Ahora mismo, por ejemplo, puede parecer lógico y deseable que Ciudadanos acceda a la abstención y facilite el apoyo de Podemos al PSOE, pero lo interesante es saber al día siguiente qué va a pasar. No parece muy inteligente que se le pida a nadie que facilite el gobierno con abstenciones y votos favorables. Porque si se reclama responsabilidad y altura de miras en la sesión de investidura para que España tenga un gobierno, se supone que se tiene que seguir pidiendo para que el gobierno ejerza.