Se engañan

Madrid

No pasa nada, solo pasa el tiempo. En Cataluña, como en toda España. Quien quiera engañarse podrá, usando una lupa, atribuir algunas variables, valor de gran señal de cambio. Dirá, por ejemplo, que no se manifestaron tantos como en años anteriores. Hágalo quien quiera engañarse, pero las verdades básicas siguen donde estaban porque ‘el process’ sigue adelante sin desviarse un milímetro de la hoja de ruta redactada el año pasado y amenazador como un meteorito en rumbo de colisión con la Tierra.

El día 28 en la moción de confianza de Puigdemont, el president volverá a proponer un referéndum pactado. Y tras el rechazo seguro, convocará elecciones constituyentes para el año 2017, que significarán de hecho un referéndum.

De igual modo, seguirán engañándose los independentistas si se empeñan en no ver que su verdadero problema reside en un hecho incontrovertible, que tienen, sí, la musculatura parlamentaria suficiente para seguir adelante, pero que les falta el incontestable apoyo mayoritario de la sociedad que una aventura de esa trascendencia histórica necesitaría.

Las cosas siguen como estaban, las leyes, ni las del Parlament ni del Estado, desenredarán esta madeja que solo puede desenredar la política. Por eso, señalo como principal novedad con capacidad operativa la figura de Ada Colau, a la cual veo situada en el punto clave del sistema nervioso de la política catalana y a la que sospecho aguarda un papel muy relevante en el próximo futuro.