Un menú cocinado con impresora 3D
Food Ink es un innovador restaurante que emplea una tecnología aplicada también a la construcción de edificios o incluso motocicletas
Madrid
La impresión 3D, llevan tiempo avisando, va a cambiar nuestras vidas. De hecho, incluso salvarlas. Porque sus aplicaciones médicas son cada vez más una realidad. Pero tiene otros usos más insospechados, prototipos que ya veremos qué futuro tienen. Por ejemplo, en la comida. Ya existe la cocina con este tipo de tecnología, un restaurante itinerante llamado Food Ink es la prueba de ello. Estuvo instalado en Londres este verano y, desde las mesas hasta la propia comida estaban hechas con impresión 3D. Eso sí, a casi 300 euros el menú.
La impresión 3D amenaza con cambiar también la arquitectura y la construcción. Un ejemplo: la oficina construida con esta tecnología que está en Dubai, donde si no. Si son capaces de hacer una isla con forma de palmera, como para no construir con una mera impresora. Les llevó 17 días hacerla y otros dos instalarla. Reducción de tiempo y de costes, aseguran. Lo que le faltaba a la mano de obra del sector de la construcción.
Y si un edificio, aunque sea pequeño, ya es posible en impresión 3D, también lo es una motocicleta, como la que ha fabricado una filial de Airbus. Es eléctrica, pesa apenas 35 kilos y no pasa de 80 kilómetros por hora.
Comida, edificios, motocicletas. A la impresión 3D solo le falta crear trabajadores... Confiemos en que a los gurús no se les ocurra.