El amor y el sexo que otros no entienden

Madrid

Durante años Isabel y Federica sintieron el amor hacia Dios y a él se unieron. Amaron con devoción, con gratitud y con entrega que es como se ama de verdad. Que es como deben ser los enamoramientos para que podamos darles un mínimo de validez, incluso cuando ese amor solo se concibe de un modo espiritual. Isabel, sudamericana y Federica, italiana se conocieron y sin poder remediarlo y seguramente también sin evitarlo, se enamoraron. Después de años ambas han colgado los hábitos y esta semana se han casado.

Aquí en nuestro país también hay una iglesia que solo sabe de amor sin importarle cómo sea el sexo que lo manifieste. El Padre Ángel, sacerdote de la iglesia de San Antón en Madrid, bautiza a los hijos de parejas católicas del mismo sexo, esos que otros sacerdotes echan a patadas de sus altares. Desafiando al derecho canónico, los acoge con el agua bendita que merecen.

Poco a poco. Lentamente. Pasito a pasito como los castellers. Ese castillo humano que son capaces de erigir en Cataluña unas 200 personas abrazadas y apiñadas, ayudándose los unos a los otros hasta que llegan a lo más alto. Construidos con una base, llamada piña, cuajada de apoyos sobre la que se sube una primera planta formando lo que se llama folre, forro. Y sobre él, el refuerzo de los manilles para que encima se coloque otro piso, otro más, ¡otro más! Hasta 10 en total. Así hasta hacerle cosquillas al mismísimo Dios en el cielo si hace falta. Porque entre todos, todo es posible. Hasta el amor y el sexo que otros no entienden. Mireia Comas inmortalizó uno de estos Castell 3 de 10 la pasada Mercé. Su fotografía representa esta unión en la que el cielo se pliega al amor. A media altura, sosteniendo y dejándose sostener, dos hombres, orgullosos de formar parte de esa unión, se funden en un beso.

Qué bueno es que la vida, el amor y el sexo sean siempre mucho mejores Contigo Dentro.