El silencio soñado de Rajoy
En el palacio de Oriente había dos hombres a los que les va mejor la vida callados: uno por ley, el Rey, y otro por supervivencia, Rajoy
Palmeras Salvajes: 'El silencio soñado de Rajoy'
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Pontevedra
He de decir, porque creo que ya prescribió (los delitos contra la Corona prescriben rápido), que yo me colé hace unos años en la recepción real del 12 de octubre. Descubrí la habilidad que hay que tener para saber caminar sobre alfombras tan mullidas (los impostores nos hundíamos hasta los tobillos) y pude saciar mi vicio más público, que es el de tomar nota de conversaciones de corrillo. En el periodismo español la conversación de corrillo es todo un género. Hay conversaciones de corrillo autorizadas a publicar, o sea que se pueden publicar diciendo que la charla fue espontánea, y las hay no autorizadas. La frontera es bastante difusa. Yo, por ejemplo, siempre he pensado que cuando alguien se dirige a mí me está autorizando a contarlo. Entre otras razones extravagantes, porque soy periodista. Pero también son manías mías.
Ayer hubo una de esas declaraciones de corrillo del presidente Mariano Rajoy. Aprovechó su presencia en palacio, que siempre eleva la estatura de los hombres, para hacer el mejor repaso que puede hacerse desde el PP sobre la crisis del PSOE, la consulta de Cataluña, la lesión de Sergio Ramos y las elecciones estadounidenses. Dijo Rajoy: “Yo lo mejor que puedo hacer es estar callado”. Ya sabes que tiene razón, y que además es una declaración perseguida por él desde hace años. Puede decirse que Mariano Rajoy se encuentra en el lugar que siempre soñó: presidente a la espera de ser presidente, casi como el califa en lugar del califa; y con una misión trascendental: no hacer nada. Esa estrategia siempre se le ha reprochado, puede decirse que es un clásico de su carácter político. Pero nunca había podido presumir de ella. Era una estrategia conocida de la que no se podía sentir orgulloso. No se le podía preguntar: “Oiga, usted”. “No, yo callado”. Es una respuesta de Rey. En el palacio de Oriente había dos hombres a los que les va mejor la vida callados: uno por ley, el Rey, y otro por supervivencia, Rajoy. Lo que pasa es que ahora el segundo lo puede decir. Y bien que hace en decirlo. La diferencia es que antes no podía presumir de ello para no avergonzarse a sí mismo, y ahora sí puede porque avergüenza a la oposición. La oposición que no fue capaz de sacarlo después de las primeras elecciones y la oposición que ahora lo pondrá.
Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...