Como Presidente de la República, Nicolás Sarkozy, en el funeral de la última víctima mortal de ETA: el policía Jean-Serge Nèrin, prometió que Francia "erradicaría una a una todas las bases en su territorio" de la organización terrorista.
Cumplió con su promesa y vengó el asesinato de un francés en territorio francés. ETA ya había franqueado tres años antes, en 2007, una de las lineas rojas que durante años les había permitido convertir el sur de Francia en su santuario al asesinar a dos guardias civiles en Capbreton.
A finales de los años 90, con Jacques Chirac, España consiguió cerrar acuerdos en materia judicial que posibilitaron acelerar la extradiciones y la cesión temporal de etarras para tomarles declaración en España, y policial con el intercambio de información y la composición de equipos de investigación conjuntos.
Una colaboración que continúa con la unidad de acción en la política penitenciaria y en la negativa a establecer una linea de diálogo con ETA.
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