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PENA DE MUERTE

"Quiero quitar el derecho de Estados Unidos para matar a personas"

Shujaa Graham pasó once años en el corredor de la muerte y ahora es un referente en la lucha mundial por la abolición de la pena capital

Amnistía Internacional

Madrid

Shujaa Graham tiene una voz curtida por la segregación racial en los campos de algodón de Luisiana, la tensión juvenil en las calles de Los Ángeles, las comisarías, las cárceles y el corredor de la muerte.

Pasó once años allí a pesar de ser inocente. Le acusaron del asesinato de un guardia en la prisión Deuel Vocational de California mientras formaba parte de un movimiento carcelario que denunciaba la precariedad de las instalaciones. Hoy es un referente en la lucha contra la pena capital y los derechos civiles en Estados Unidos. Hoy habla con "Punto de Fuga", gracias a Amnistía Internacional, porque no olvida a los que se quedaron dentro.

Entrevista a Shujaa Graham: 'Quiero quitar el derecho de Estados Unidos para matar a personas'

16:15

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Usted está recorriendo el mundo defendiendo la abolición de la pena de muerte… ¿Qué sensaciones tiene? ¿El mundo camina hacia esa abolición de la pena de muerte o hacia el lado contrario?

Sí, creo que la pena de muerte está en camino de ser abolida. Recientemente me he ido de California, el estado en el que me encarcelaron, el próximo 8 de noviembre va a haber unas elecciones donde se va a votar si se abole o no la pena de muerte. Estoy muy contento porque creo que se va a abolir, y voy a ver cómo se acaba con la pena de muerte, precisamente en el mismo estado que me condenó.

¿Cree que los populismos al alza en el mundo pueden ser un contratiempo para alcanzar esa meta?

En mis viajes alrededor del mundo he visto que las personas están llegando a la conclusión de que es conveniente abolir la pena de muerte. En EE.UU, Nebraska, es por ejemplo, un estado en el que yo nunca pensé que se fuese a abolir la pena de muerte. Este próximo 8 de noviembre van a tener la oportunidad de votar. De hecho, en Nebraska ya no se aplica, pero el Gobernador ha vetado que se pueda abolir por completo, y eso será lo que se vote.

¿Cómo es la vida después del corredor de la muerte?

Bueno, hace ya más de 30 años que salí del corredor de la muerte, pero todavía estoy intentando ajustarme. Estuve durante 11 años en la cárcel, en California, y la verdad, es muy distinto ser un simple prisionero, que ser un prisionero que está condenado a muerte. Durante todo el tiempo que estuve, tardé en darme cuenta de lo que suponía el ser un preso condenado a muerte. Lo que hago es utilizar esta oportunidad para que nadie tenga que pasar por esto, a causa de que yo no haya alzado mi voz.

Su familia le ha ayudado a ajustar lo que tenía que ajustar después de aquello...

Sí, es muy importante tener ese apoyo para las personas que han salido de prisión, y especialmente para los que hemos salido del corredor de la muerte. No todo el mundo ha tenido ese apoyo, yo he tenido mucha suerte, tengo a mi mujer, a la que conocí mientras estaba en el corredor de la muerte, es una persona maravillosa, que para mí ha sido muy importante, ni siquiera quiero pensar cómo habría sido todo si ella no hubiese estado.

Pero no solo he tenido el apoyo de mi familia, sino también de las organizaciones. Yo estoy aquí, no gracias al sistema, sino a pesar del sistema, por eso, tengo que agradecerle el apoyo que prestan organizaciones como Amnistía Internacional

Usted creció en los campos de algodón de Luisiana… hasta que su familia se mudó a Los Ángeles donde militó en bandas juveniles… ¿Qué le atrajo de esas bandas?

Crecí en Loussiana, en un pequeño pueblo, me crie rodeado de racismo y segregación. Toda mi familia se mudó a Los Ángeles, por entonces, yo solo tenía 11 años, nos fuimos a un barrio que se llamaba South Central.

Allí fue donde me uní a las bandas juveniles, entré en prisión por última vez a los 18 años, allí me uní a los movimiento políticos, que había dentro de la cárcel. El 27 de noviembre de 1973 murió un ser humano, su nombre era Jerry Sanders. Y yo fui acusado de liderar la revuelta que propició que él muriera

¿Cree que fue su pertenencia a estos grupos lo que motivó que le acusaran de la muerte de aquel hombre?

Sí, precisamente esa fue la razón por la que me señalaron, porque yo era parte de este movimiento, yo defendía los derechos de las persona que estaban en prisión, y presionábamos para que hubiese un mejor trato en las cárceles. Pero si yo hubiese sabido antes, la forma en la que iba a ser tratado en los siguientes ocho años, les hubiera hecho matarme, porque el trato fue intolerable.

Yo soy un superviviente de 4 juicios. En el primer juicio, el jurado no fue capaz de determinar si yo era culpable. En el segundo, me condenaron a pena de muerte. Lo recuerdo como si fuera ayer, cuando me dijeron, ‘Mr. Graham, usted ha sido condenado a pena de muerte’, me condenaron a cumplir la sentencia en la prisión de San Quintín, que en aquella época aplicaba la cámara de gas.

Quince minutos después de comunicarme la condena, ya estaba en el corredor de la muerte. Allí los presos estaban en huelga de hambre para pedir una mejora de sus condiciones. Ellos sabían de mis actividades políticas, y me pidieron que me uniera a ese movimiento, así que a los 30 minutos en el corredor ya estaba con ellos. Esa huelga de hambre siguió durante 30 días.

Dice que hubiera preferido que lo mataran... ¿por qué? ¿qué pasó allí dentro?

Yo en la cárcel fui torturado. Desde 1973, desde el día que nos rendimos tras la huelga de hambre, fui torturado e interrogado repetidamente. Me sacaban de mi celda en plena madrugada, y me llevaban al hospital, allí me ataban y me torturaban. Había un hombre negro que me ayuda, si no hubiese sido por él, yo hoy no estaría aquí, el vigilaba lo que me hacían, no podía evitarlo, pero hacía que no me torturaran tanto. Y desde luego que sí él no hubiese estado allí, las cosas habrían sido muy distintas

Seguro que recuerda bien el momento en el que salió del corredor de la muerte...

Cuando el jurado me declaró inocente, lo primero que sentí es que después de estos 11 largos años, había terminado mi mayor pesadilla. Han pasado ya más de 30 años de aquello, pero todavía hoy tengo pesadillas. Yo estaba encantado de salir de la cárcel, pero sobre todo de poder luchar por quienes se habían quedado en la cárcel, pero yo no lucho solo por los presos de California, sino por cada una de las personas que existen en el mundo.

Me llevó cerca de una hora salir de prisión desde que me declararon inocente, podría haber salido directamente desde el juzgado, pero no, estuve 45 minutos en los que volví a mi celda, dando vueltas, buscando algo, no sé el qué, no sé si era miedo lo que sentía, o era incredulidad, no me podía creer lo que estaba ocurriendo.

Hasta que finalmente los guardias me dijeron, ‘bueno Graham, quiere salir o te quieres quedar aquí’, y por fin, tuve la fuerza para salir. Fuera estaba mi mujer, y todas las personas que estuvieron apoyando. No sé por qué me llevó tanto tiempo salir de la cárcel, quizás quería asegurarme de que no me dejaba nada allí

¿Está la mentalidad estadounidense lo suficientemente madura como para aceptar la abolición de la pena de muerte?

Todavía no estamos en ese punto, pero lo que hacemos nosotros de sensibilizar acerca de la pena capital, y educar, siendo nosotros supervivientes del corredor de la muerte, hace que la gente se dé cuenta de que sea cual sea el motivo por el que las personas están encerradas, ante todo, siguen siendo seres humanos, una sociedad puede seguir existiendo sin la pena de muerte.

En Europa la pena de muerte se ha abolido a la velocidad de la luz, sin embargo, en EE.UU se está aboliendo a velocidad de carreta, en mi país todavía estamos discutiendo si es humano o no aplicar la pena de muerte. El Gobierno Federal, en todo EE.UU, tiene la capacidad de aplicar la pena de muerte, aunque no sea legal en los estados. El Gobierno Federal retiene ese derecho. Mi lucha, lo que yo quiero es quitarle esa capacidad de seguir asesinando y matando a las personas. Si logramos acabar con eso, habremos conseguido una victoria total…

¿Qué opina de Donald Trump?

Qué podemos decir que no se haya dicho ya de Donald Trump, lo que estamos viviendo en Estados Unidos es como una telenovela. Se supone que es una elección presidencial, pero no se está hablando de política, sino de la vida personal. Ahora mismo, hay gente que está muriendo, hay gente que pasa hambre, y mientras nosotros debatimos sobre qué está pasando en los dormitorios de las personas. Mi favorito era Bernie Sanders

 
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