Marc Márquez es un tío básicamente feliz

Madrid

Con 23 años ya ha sido cinco veces campeón del mundo. La última, ayer, en MotoGP. Hablamos de Marc Márquez. 23 años. Ya ha conseguido en cuatro temporadas en la máxima categoría en el Mundial de Motociclismo, tres campeonatos del mundo. En cuatro años, tres. Con 23 años. 

No sabemos hasta dónde puede llegar. No sabemos lo que puede alcanzar Marc Márquez, pero ya ha conseguido, por ejemplo, en cuatro temporadas los mismos títulos de MotoGP que Jorge Lorenzo en ocho. 

Y viendo la edad de Valentino Rossi, uno se atreve a atisbar allí a lo lejos un Marc Márquez alcanzando quizás los siete que ha conseguido en la máxima categoría el piloto italiano. Pero tiempo al tiempo. Ya veremos los títulos que consigue Marc Márquez. 

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Lo que sí ha conseguido ya, que no tienen los demás, es que con Marc Márquez no hay trampa ni cartón. Es un tío básicamente feliz. Es un tío feliz encima de la moto. Es un tío feliz cuando gana, cuando pierde, cuando tiene un micrófono delante, cuando está ante la prensa, cuando está ante los aficionados... Y eso le da, al menos un Gran Premio de ventaja con respecto a los demás. Ojalá no cambie nunca.

Es una rara avis. Un deportista de élite. Un campeón del mundo. Un tío impresionante. Y sin embargo, siempre con la sonrisa en la boca. Con entrevistas, sin entrevistas. Con aficionados, sin aficionados. Ganando. Perdiendo. En las alegrías. En las penas. Está hecho de otra pasta. Es un tío básicamente feliz. Y es un campeón. 23 años. Seguramente peleará en unos años por ser el mejor deportista español de todos los tiempos. Y si no, al tiempo.