¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Madrid

Hace diez meses los españoles elegimos un parlamento en el que el PP, con 123 escaños, no consiguió ni un solo apoyo entre los otros 227 diputados para ser investido, una mayoría absoluta transversal en lo ideológico pero con un deseo en común: que Rajoy no repitiese como presidente. Hoy, unas nuevas elecciones e investidura fallida mediante, ese mismo Congreso inicia las sesiones para investirlo. No tendrá fácil Rajoy gestionar un gobierno en minoría. Pero tendrán mucho más difícil desde la oposición gestionar la inmensa frustración de sus votantes. Y se equivocará quien piense que el problema es sólo del PSOE.

Es una metáfora que Rajoy consiga la reelección el próximo fin de semana, justo cuando en España daremos marcha atrás en los relojes. Y tiene valor simbólico también que mientras él pronuncie esta tarde su discurso miles de jóvenes protestarán a unos metros del Congreso contra su reforma educativa, que sacó adelante en soledad absoluta. En las próximas elecciones estos chicos y chicas tendrán ya derecho al voto y en sus manos estará la posibilidad de cambio. Siempre y cuando, eso sí, no elijan a diputados incapaces de materializarla.