Una mentira, mil excusas

Madrid

Me cuesta recordar un día en el que haya comenzado el programa tan cabreado, pero sobre todo tan frustrado y tan triste como lo hago hoy. Hace apenas una semana, todos -quiero pensar que absolutamente todos- quedamos conmocionados con la historia de una mujer ocurrida en El Bierzo. ¿Lo recuerdan, verdad? La mujer estaba destrozada. Su expareja la había secuestrado, maltratado, le había puesto pegamento en la vagina...un desastre, una historia terrible, que terminó con el presunto agresor en la cárcel; un hombre que ya había roto varías veces órdenes de alejamiento de la mujer.

Bueno, pues resulta que ahora han detenido a esa mujer ¡por denuncia falsa! Parece que todo fue un montaje y que además alguien le ayudó. Y yo estoy cabreado, y frustrado, y triste. No porque nos la hayan colado; eso, por desgracia, va en el sueldo: en nuestro oficio tocamos material sensible y hay mucha gente que trata de vendernos la moto. A veces lo consiguen, y eso va en nuestra responsabilidad. Así que no es por eso.

Estoy cabreado, frustrado y triste porque las denuncias falsas en este tema no llegan ni al uno por ciento del total. ¡Es un porcentaje ínfimo! Y sin embargo cada una que aparece, como esta de hoy, hace tanto daño. Alimenta de tal manera el asqueroso imaginario del machismo que da mucha rabia, la verdad.

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Pero, miren, yo creo que hoy nada de bajar la cabeza o avergonzarse; hoy más que nunca –y sobre todo los hombres- deberíamos reiterar el compromiso de combatir esa lacra que es el machismo. La mujer que haya presentado una denuncia falsa –como es el caso- ya se apañará ella con la Justicia; la que utilice a los hijos como arma arrojadiza –que también las hay- es una pésima madre; y hay que hacer todo lo posible por evitarlo. Pero sigue habiendo otras mujeres: decenas, centenares, miles de ellas, que necesitan de ese compromiso nuestro. Y decenas, centenares y miles de hombres que han de saber que nos tendrán enfrente.

Esa tiene que ser la verdad; las mentiras que se las coma quien las fabrique, pero que no se utilicen como excusa