Rajoy: la responsabilidad de todos, el gobierno mío

Madrid

Rajoy dejó ayer en casa al parlamentario altanero y decimonónico que puede ser y sacó a pasear su personalidad de hombre normal que explica lo evidente, que España necesita un gobierno y que mejor si es estable, que tendrá que negociarlo todo y que ahora sí está dispuesto a hacerlo –a la fuerza ahorcan-, que se remite a sus ofertas genéricas de pacto sobre la Educación, las pensiones, el paro, que si quieren detalles que lo miren en el cuaderno de sesiones de su discurso anterior, y que en su partido ha habido corrupción pero que nadie está libre y el que tenga ideas para combatirlo que las diga. Dos minutos a la corrupción de un discurso de 50. Como novedad, el anuncio de convocar la conferencia de presidentes para hablar de financiación autonómica y un tono menos beligerante sobre Cataluña, pero ninguna propuesta. Ni mención a la reforma de la Constitución.

Ampliar

Cambio de tono, reconocimiento de la fragilidad, pero también exhibición de la única fortaleza que tendrá a partir del sábado: él será el presidente, y si no le dejan gobernar según su criterio, convocará nuevas elecciones. Insinuando además que de hecho, a su partido le vendría mejor volver a votar.

La nueva etapa política de la que habla el candidato popular es de momento su reconocimiento de lo obvio, necesita de los otros. Y a los otros les ofrece por conjunto que si tienen dudas sobre sus planes se lo pregunten hoy.

Pues hoy veremos. Esta mañana interviene Antonio Hernando, el portavoz socialista, el hombre que encarnó el “no es no” casi tanto como Pedro Sánchez y que subirá a la tribuna hoy a criticar a Rajoy y el sábado a defender la abstención. El drama socialista en carne y hueso. Ayer Sánchez no quiso decirles a los periodistas qué votará este sábado, lo que es bastante sorprendente. Y la reunión ayer por la tarde del grupo parlamentario no despejó dudas sobre los diputados dispuestos a mantenerse en el no, que son una docena aproximadamente.