Palabra de Rajoy, palabra de Sánchez

Madrid

Rajoy habló, pero su palabra no tiene ningún valor pues la ha venido traicionando constantemente desde el primer día aunque, por razones que sólo la psiquiatría podría explicar, él está convencido de que es un hombre sin fisuras, una especie de Atticus Finch, de ‘Matar a un ruiseñor’.

Ayer estrenó un tono conciliador y se comprometió a iniciar una etapa de diálogo y de consenso para abordar importantes reformas, ojalá sea así, a mí me cuesta creerle. Hay un asunto llave, Cataluña, en el que Rajoy tiene muy claros sus principios y muy oscuro todo lo demás. Creo que opera sobre una foto no actualizada y sigue sin entender los efectos que ha producido el enorme tiempo perdido, más allá del propio independentismo. Pero, en fin, veremos, recordemos el camaleónico Aznar de su primera legislatura.

La palabra que adquiere de repente un gran valor es la de Pedro Sánchez, su ‘no’ o su abstención o su renuncia al escaño, para mí muy probable, van a marcar el inmediato futuro del PSOE y, de rebote, de la política nacional toda. Con ese dato y el añadido del número de díscolos en la votación de investidura sabremos si el próximo semestre socialista va a ser sólo muy difícil, que eso está garantizado, o va a ser un infierno.