Un ictus no es el final
Cada año, 120.000 personas sufren un infarto cerebral en España. Es la primera causa de discapacidad en adultos. Los supervivientes deben tener conciencia de que la rehabilitación es dura pero efectiva para su recuperación y reintegración. El ictus como reinicio
Madrid
El infarto cerebral, el ictus, no avisa. Llega a traición. La estadística es demoledora. La mayoría (8 de cada 10) son de tipo isquémico, es decir, un coágulo tapona el paso de la sangre hacia una parte del cerebro.
Las estadísticas son abundantes y demoledoras: cada 6 minutos hay un ictus en España. 1 de cada 6 personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida. Es mortal en el 30% de los casos. Es la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en varones. En el caso de los supervivientes, provoca una discapacidad grave en el 40% de los casos. Hoy por hoy, es la primera causa de discapacidad en adultos. Para todos ellos, el ictus supone el inicio de una nueva vida.
“La vida sigue, sólo hay que adaptarse a las nuevas circunstancias”. Así lo define Carmen Aleix, presidenta de la Federación Española del Ictus: “Hay personas que pierden toda motivación, pero si puedes tener una mejor calidad de vida, ¿por qué no?”. Cada persona es un mundo, cada caso es diferente y el abanico de secuelas es muy amplio, pero según la parte del cerebro que esté más afectada, las secuelas más habituales son:
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Evitar recaídas
Desde el punto de vista médico, lo primero es evitar que el paciente sufra un segundo ictus. 2 de cada 10 afectados vuelve a tener otro accidente cardiovascular dentro del tercer mes. Ese segundo ictus suele ser de peor pronóstico que el primero, con un alto índice de mortalidad (de hasta un 35%). Hay que empezar el tratamiento cuanto antes para que el paciente permanezca estabilizado, con el nivel de tensión arterial bajo control.
Pero, como los sanitarios, nos hemos puesto primero en lo peor. La recuperación es posible. De hecho, muchos pacientes que han tenido un ictus vuelven a llevar una vida normal. Es más, está demostrado que incluso los enfermos crónicos también consiguen mejorías. Lo importante es comenzar el tratamiento a tiempo, cuando antes sea posible, y todo el tiempo que sea necesario. A mayor tiempo de tratamiento, mayor recuperación. No es que el ictus no tenga un final feliz, es un reinicio que saldrá todo lo bien que uno quiera y pueda.
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