El juego de los relojes

Cádiz

Se pone en marcha la legislatura con un Mariano Rajoy apremiado por el deseo de una estabilidad que sabe que será difícil. El último rejón que le clavó al PSOE al final de su discurso, cuando ya lo tenía hecho ante un adversario desarmado, avala la idea de que pretendió imponer como condición previa al PSOE la aprobación de los presupuestos además de la investidura. Rajoy abrió la partida con tres piezas fáciles de aceptar pero que retratan fielmente cuál ha sido el proceder de la derecha hasta ahora: convocar el Pacto de Toledo cuando el fondo de reserva ha bajado drásticamente en cinco años; un pacto por la educación que no existe porque el PP lo impidió cuando Gabilondo era ministro, y una Conferencia de presidentes que se reunió por ultima vez hace 4 años porque Rajoy solo la ha citado una vez en toda una legislatura.

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Aunque la clave de bóveda estará en el PSOE. Tiene una tarea titánica con plazos difíciles y sin liderazgo ni social ni orgánico. Primero tendrá que buscar su espacio ante un Podemos que ha dejado claro que solo va estar para intentar legitimarse como única oposición y única izquierda. De entrada, parece imposible que el PSOE pacte los presupuestos. Ahora necesita tiempo y gestos, pero será difícil que traicione su propia naturaleza y no vaya a entrar en acuerdos relevantes para el país. Esquinarse hacia el otro lado es jugar en el terreno de Podemos y terminar de confundir a sus votantes. Pero lo contrario conlleva un riesgo letal.

Esta legislatura va a jugarse con varios relojes. El primero es el reloj de la gestora, que deberá decidir cuándo es el congreso. El segundo es el reloj que Pedro Sánchez quiere entregar a las bases para que presionen hasta lograr una convocatoria pronta del mismo. Y el tercer reloj, el más letal, lo maneja Rajoy, quien a partir de mayo puede disolver de nuevo las cámaras. A todo esto, los socialistas tienen un reto del que nadie habla cuando solo se piensa en clave de poder: redefinir su proyecto, introducir nuevas ideas, nuevos retos, pensar en cómo ha cambiado el mundo, en el empoderamiento de los ciudadanos y reconectar con la gente. Tienen faena. Nadie dijo que esto de la política fuera fácil pero al menos pueden procurar no hacerlo más difícil.