Así se rodó Harry Potter

Londres

El universo Harry Potter ha sido uno de las primeras franquicias en demostrar que el fenómeno fan no era malo. Fue el investigador norteamericano Henry Jenkins, en los noventa, quien señaló que los fans eran los consumidores de cultura popular más activos y comprometidos críticamente, en contra de lo que el discurso mediático preconizaba.

Esa cultura participativa de los fans ha estado presente desde el inicio de la saga literaria creada por J.K. Rowling. Con la llegada de las películas, el tema de derechos se complicó tanto que a Warner Bros le costó varias cuitas con los fans. Finalmente, Warner entendió la importancia de los fans y rebajó la presión.

Los fans creaban historias, grupos de trabajo, comunidades online y un sinfín de actividades más. Ahora todos ellos tienen un sitio de peregrinaje, un lugar donde encontrarse físicamente y donde descubrir, casi de modo aurático, el vestuario, las pelucas, los decorados y hasta el mismísimo Hogwarts reales. The making of Harry Potter es un parque temático cerca de Londres, al lado de los estudios de Warner Bros.

Cuando se cumplen 15 años del estreno de Harry Potter y la piedra filosofal (2001), Warner lo celebra por todo lo alto, con un envío masivo de cartas de acceso a Hogwarts o con un recorrido por algunos de los mejores decorados, como el salón comedor de Hogwarts.

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Pero este 2016 tiene más celebraciones. Dentro de dos semanas se estrena Animales fantásticos y dónde encontrarlos, la primera de cinco películas basadas en guiones de J.K. Rowling. Todas ellas conforman un spin off de Harry Potter, es decir, nos sumergen en el universo de la magia años antes de que el protagonista naciera. La primera entrega, dirigida por David Yates, está protagonizada por Eddie Redmayne. Su personaje es el mago que escribió Animales fantásticos, libro de texto que usaba Harry Potter en Hogwarts.

El estudio está plagado de niños de todas las edades, disfrazados, con capa o uniforme, también de padres nostálgicos y de jóvenes que vienen con amigos o en familia de distintos países (Panamá, Alemania, Francia, o España). Los móviles registran cada uno de los huecos y de los cuidados detalles, como la cicatriz que llevaba Daniel Radcliff o la película de Helena Bonhan-Carter. Al terminar beben cerveza con mantequilla y disfrutan de sus souvenirs.

Quizá Warner se guardó un as en la manga cuando firmó la paz con los fans. Esta experiencia transmedia hace que los fans disfruten de una experiencia única, pero les convierte en consumidores, tanto de la entrada al parque temático, como de cualquiera de las piezas de merchandising que venden en la gigantesca tienda: varitas, bufandas, tazas, juegos y hasta moscas de chocolate; o bien, paguen por tener su retrato en escoba voladora.