Gobierno y conjuras con Cataluña al fondo

Madrid

Casi un año después, Rajoy ha nombrado un gobierno ordinario para un tiempo extraordinario. El presidente no se ha desviado ni un milímetro de su forma de decidir bajo los parámetros de la lealtad debida, la evitación de sobresaltos y la mitificada normalidad que le ahorre declaraciones inoportunas y afanes de protagonismos. Lo más notable, al margen de la resolución del momento Pimpinela entre la vicepresidenta y Cospedal a favor de la primera, es que Soraya Sáenz de Santa María tendrá que administrar lo relacionado con Cataluña. Y estamos expectantes: a ver si existe una nueva versión de la vicepresidenta que además de exhibir códigos penales y artículos de la Constitución empiece a hablar y a hacer política.

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Por otra parte, el otro asunto de mayor recorrido durante los últimos días es el del piso protegido del senador de Podemos Ramón Espinar. Más allá de los hechos contados por esta emisora y que han sido validados uno tras otro, queda una reflexión sobre este nuevo partido cuando hay noticias que le afectan. Mucho camino les queda por recorrer hasta comprender el papel de los medios de comunicación y la rendición de cuentas públicas. Podemos condena rápido a los adversarios pero se auto absuelve manipulando a la opinión pública sobre las intenciones de cada noticia.

No ven hechos, solo conjuras. Pero este proceder les aleja mucho de la pretendida transparencia, de la higiene democrática que exigen a los demás y de un nuevo modo, saludable pero de momento fallido, de hacer política. Si Espinar cree en serio que los medios de comunicación, el Ibex y hasta Bruselas actúan contra su candidatura tiene además un problema añadido de conexión con la realidad.