Lecciones para todos
Josep Ramoneda sobre la polémica de Fernandez Díaz, las sanciones del PSOE a los díscolos y la moral del capitalismo
El dietario de Ramoneda
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Barcelona
Caso Fernández Díaz, lecciones para todos: Rajoy deberá entender que se acabó el tiempo de los abusos de poder. Sin mayoría absoluta, intentar colocar a un amiguete reprobado por una mayoría de parlamentarios es una provocación. El PSOE tiene que aclararse si no quiere volver locos a sus diputados. Presionado por el PP desde un lado y por Podemos desde el otro, tiene que encontrar su sitio si no quiere convertirse en el partido de los bandazos. La competencia entre Podemos y el PSOE por el espacio de la izquierda, ha obligado a los socialistas a rectificar y puede servir para que Rajoy no campe a sus anchas, pero para que la izquierda sea alternativa queda mucho por hacer: en primer lugar dejar tratarse como enemigos. Y finalmente, Fernández Díaz, ¿qué mas tiene que ocurrir para que comprenda que su tiempo ya pasó, que es un lastre para su partido y que tiene que irse a casa?
La gestora del PSOE empieza a sancionar a los díscolos. Se premia a los conversos, como Hernando, y se castiga a los que han cometido la osadía de tener criterio propio y de querer ser coherentes con la campaña electoral que hicieron: No a Rajoy. No dudo de que todos tenían sus fundadas razones morales: los que votaron con la dirección y los que votaron distinto. Respetemos a unos y otros, pero sobre todo no pretendemos que para hacer política se requiere la suspensión de la conciencia.
La última moda es apelar a la moralización del capitalismo. Hoy lo hacen en un manifiesto Cristine Lagarde, directora del FMI, nada menos, Martin Hirch, Pascal Lamy y otras quince personalidades franceses, gentes con mucho poder que sorprende que hayan necesitada que ganara Trump para descubrir los excesos del capitalismo financiero y a las que habría que preguntar que hicieron desde sus puestos para frenarlos. Pero mi pregunta es: ¿puede moralizarse el capitalismo? Moralizar es poner límites. ¿El capitalismo los tiene?