La tóxica idea de repartirse el pastel entre amiguetes

Madrid

Si el PSOE no ha entendido que debe huir de los tiempos caducos del bipartidismo es que está ciego. Cuanto más se acerquen al PP, cuanto más pacten con ellos al margen del resto de fuerzas, cuanto más cedan al chantaje de la gobernabilidad, del mantenimiento del status quo, de permanencia de las mismas estructuras que nos han traído esta crisis de caballo de la que aún no sabemos cómo salir, peor para ellos porque más se alejarán de una parte muy significativa de su militancia y, desde luego, de sus posibles votantes.

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Ganaba el PSOE porque se contraponía al PP, porque representaba el progresismo frente al inmovilismo, a la justicia frente a la injusticia, a la igualdad frente a la explotación. Pero si el pastel se lo reparten entre amiguetes -una imagen tóxica y mortal para los socialistas- para qué elegir al segundón y no al principal, al que de verdad manda, a ese partido que mejor representa a las fuerzas reaccionarias que pretenden seguir dominando un mundo ya decrépito.

El PSOE necesita alejarse de esa peste que contamina todo lo que toca. Máxime cuando a su izquierda solo tiene una formación como Podemos, donde triunfa el folklorismo revolucionario de Pablo Iglesias y sus Anticapitalistas, que jamás ocuparán el territorio de una izquierda firme, pero seria y responsable.

Ocupen su sitio, y no el de mariachi del PP.