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Deberes, ¿qué deberes?

España cuenta con un 5 por ciento de colegios que basan su sistema educativo en un modelo sin apenas tareas para hacer en casa. Es el caso del C.P Miguel Hernández, en Getafe (Madrid). Este centro escolar forma a sus alumnos sin olvidar su condición de niños

La CEAPA reclama que los deberes desaparezcan o se reduzcan / EFE

Madrid

Los niños pasan una media de seis a ocho horas diarias en el colegio. Es casi como la jornada laboral de un adulto. Tiempo suficiente para que los alumnos de infantil y primaria puedan realizar todas las tareas que los profesores planifican sin necesidad de sobrecargarles cuando llegan a casa. Según la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) el actual sistema educativo no está respondiendo a las necesidades de los más pequeños porque consideran que en los últimos años se ha incrementado el tiempo que dedican en casa a realizar deberes. En España, entre un 4 y un 5 por ciento de los centros escolares planifican el curso sin apenas tareas, y las que se mandan para hacer fuera del colegio buscan que el niño aprenda jugando.

OTRA FORMA DE DEBERES

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Un 'cole' sin apenas deberes

446 alumnos de infantil y primaria estudian en el C.P Miguel Hernández de Getafe, en Madrid. Este centro apuesta por unificar las tareas que los niños han de hacer en casa. "Partimos de una premisa: no todos los alumnos son iguales y por tanto no podemos mandar los mismos deberes a todos". Alfredo Fernández es el director de este colegio. "Todos han de hacer algún tipo de tarea en casa, porque lo que se intenta es crear un hábito de estudio. Creemos que los alumnos pasan el tiempo suficiente en la escuela y si durante esas horas completan las tareas que los profesores han planificado, cuando llegan a casa pueden jugar e incluso seguir aprendiendo, pero en familia. Un ejemplo, practicar el cálculo mental jugando a juegos de mesa con toda la familia o leer ofreciéndoles cuentos para su edad y participar de esa lectura con ellos".

En el mes de noviembre la CEAPA llevó a cabo la campaña &#039;Fines de semana sin deberes&#039;

En el mes de noviembre la CEAPA llevó a cabo la campaña 'Fines de semana sin deberes' / CEAPA

El Miguel Hernández es uno de los pocos colegios que singulariza la educación. "Existen tres grandes grupos de alumnos: los que están más avanzados, los que necesitan una mayor atención porque les cuesta aprender determinadas materias y la masa, los que avanzan sin problemas. Los deberes tal y como los concebimos son tareas repetitivas e iguales para todos. Si hacemos que las hagan en casa pasarán tres cosas: los que están más avanzados se aburrirán, los que están en el medio de estos tres grupos las harán sin más y a los que les cuesta un poco más no serán capaces de realizarlas sin ayuda", explica Alfredo. En este colegio ponen en práctica la clase invertida o lo que es lo mismo hacer los deberes en el colegio con ayuda de los profesores y dar la clase en casa aprovechando las nuevas tecnologías. "El niño llega a casa y solo tiene que escuchar el vídeo que el profesor ha colgado en su blog, por ejemplo, con la explicación de la materia. Al día siguiente, partiendo de esa explicación, realizan la tarea con la supervisión del profesor cualificado para ello". Esta forma de enseñanza permite liberar a las familias, padres que trabajan hasta muy tarde y pueden dedicar el poco tiempo a realizar otro tipo de actividades con sus hijos. Niños que a su vez aprovechan el tiempo libre para poder jugar y estar con sus padres sin la terrible losa de los deberes.

  • QUÉ DICE LA CEAPA SOBRE LOS DEBERES TRADICIONALES

La motivación, clave para la formación

Trabajar en los claustros sabiendo que los niños cada vez están más ocupados. Es el reflejo de la sociedad actual. "Las tareas escolares pueden crear desigualdades. No todas las familias tienen el mismo tiempo para ayudar a los chavales, ni la misma formación. Por eso hay que intentar poner en marcha una metodología que te permita contemplar las diferentes realidades que existen dentro del aula", afirma Alfredo. "Los padres trabajan muchas horas y los niños tienen demasiadas actividades. La agenda de un niño de cuatro años, en la actualidad, es brutal, y si además en el colegio les cargamos con infinidad de tareas que deben traer hechas al día siguiente, nos estamos olvidando de algo muy importante: los niños deben poder disfrutar de su tiempo libre".

Motivar al alumno, singularizando su educación, estar pendiente de sus necesidades y no situar el libro de texto como el centro del aprendizaje, "se trata de buscar el equilibrio, de ir más allá. De no quedarse en los superficial, deberes sí o no. Esa no es la cuestión, la cuestión es deberes cómo", dice el director del colegio Miguel Hernández. "El proceso educativo del niño no puede depender de lo que se haga en casa porque no se van a obtener los resultados escolares que se precisan". "El desastre educativo se debe a las leyes que ha habido en materia de Educación. Es necesaria un norma que priorice, lo más importante son los niños porque no solo les estamos enseñando matemáticas, lengua o naturaleza, estamos formando personas, y a ser posible buenas personas".

 
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