Días difíciles
Estos son días difíciles, en los que soporto una carga que me encorva los hombros
Historias a media mañana con Espido Freire (27/12/2016) - Días difíciles
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Madrid
-Estos son días difíciles, en los que soporto una carga que me encorva los hombros. No me refiero a los regalos, y los langostinos, y a repartinos por casas, ni nada de eso por lo que discutimos con fiereza. Yo hablo de los huecos, de todo eso que en su momento amé y que ahora ya no existe.
Intento vivir en el presente, desde luego, pero todo me trae recuerdos: los mismos platos, los mismos adornos, las mismas sillas de patas curvas del salón, que han heredado mi hermano y mi cuñada. No quiero que nadie crea que soy una amargada: nada más lejos. Participo como todos en las fiestas, cumplo mi parte, soplo mi matasuegras. Pero aquellas Navidades…
Las peladillas resecas, los turrones imposibles, la lombarda, las castañas asadas. Y mis padres, mis niños pequeños, yo, más joven. No sé qué hacía con el tiempo, me alcanzaba para todo. Siempre salía mal en las fotos, movida, o con los ojos cerrados, no me enteraba de cuándo saltaba el disparador. Siempre estaba preocupada. Entonces murió papá. Dos años más tarde, mamá.
Desde luego, desde entonces he sido feliz. Los niños han crecido y nos han dado muchas alegrías, yo superé “eso”, y aquí estamos. Pero no ha sido nunca esa misma felicidad. No, nunca recuperamos la luminosidad de aquellos días, el sabor de aquellas peladillas asquerosas. Nunca hemos completado aquellos huecos, aunque ocupáramos las sillas. Yo no lo entendía entonces, demasiado joven, demasiado preocupada. Pero entonces éramos de verdad, sin saberlo, felices.