Estímulos para independentistas

Madrid

El clamor independentista acaba este 2016 matizado por la sordina que impone el tiempo.  Toda hoguera necesita de combustible si se quiere evitar que la llama quede reducida a la brasa. El último sondeo de la Generalitat de Cataluña asegura que el no a la independencia se refuerza y que se impone al sí, aunque esa misma encuesta dibuja una sociedad fracturada, dividida en dos partes casi iguales.

El independentismo existe como existe la ley y la Constitución. Tal vez el primer paso debiera ser el reconocimiento y el respeto mutuo.

La efervescencia independentista es hoy objetivamente menor. Lo es en la calle, lo es incluso en el discurso de alguna de las élites políticas catalanas, pero el sustrato es indestructible y sigue teniendo un vigor suficiente como para que no haya dejado de ser uno de los principales retos a los que se enfrenta este país.

Si la estrategia de Rajoy pasaba por dejar que se consumiera esa pulsión rupturista, se equivocó. Es más, el horizonte judicial hace presumir un más que probable repunte del sentimiento de afrenta, de agresión.

Hoy el Supremo ha confirmado el procesamiento de Francesc Homs por desobediencia y prevaricación. En febrero la justicia catalana sentará en el banquillo a Mas, Rigau y Ortega. Carme Forcadell podría ser procesada también por permitir ciertos debates políticos en el Parlamento Catalán.

Hay sentimientos que pueden rebrotar por acumulación de estímulos y vaya si los va a haber... Muy poderosos y en plena cuenta atrás en el calendario de ficción diseñado por el independentismo, sometido a la influencia de ciertas claves políticas más allá de las judiciales: la capacidad de arrastre del radicalismo rupturista de la CUP, la resistencia del gobierno de Puigdemont a un posible fracaso en su negociación presupuestaria, el poder moderador de la familia política de Ada Colau recién incorporada al frente por un referéndum pactado...

La inteligencia, la perspicacia del gobierno de Mariano Rajoy y su capacidad para sacar provecho de ese cierto enfriamiento del ardor independentista, la habilidad de Soraya Saenz de Santamaría para llenar su despacho en Barcelona de algo más que aire... El nuevo liderazgo del PSOE y el encaje del PSC en el socialismo español.

El independentismo existe como existe la ley y la Constitución. Tal vez el primer paso debiera ser el reconocimiento y el respeto mutuo.