Es el estilo del PP
Ramoneda reflexiona sobre las críticas del PP a las restricciones a la circulación en Madrid, el procesamiento de Homs y los refugiados
El dietario de Ramoneda
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Madrid
El desdén con que Hernando, el portavoz del PP, ha tratado la limitación de la circulación de coches en Madrid, no puede sorprender a nadie conociendo la trayectoria de su partido. Desde Aznar –y con Rajoy como fiel transmisor- el PP se ha movido en un territorio cercano al negacionismo del cambio climático, en sintonía con la derecha americana. A diferencia de esta, sin embargo, le ha faltado coraje para asumir abiertamente esta posición. Ahora tenía una oportunidad de clarificar su postura. Y se ha limitado al sectario desprecio de la medida, como contribución a la bronca contra sus adversarios. Es el estilo del partido.
¿Llegará el día en que en la cuestión catalana se deje de jugar a la política y se pase a hacer política? Mientras sigue el carrusel de procedimientos judiciales contra el soberanismo, incitados por el gobierno y su entorno, Junts pel Sí y la Cup pactan la ley de transitoriedad jurídica hacia la independencia pero se niegan a hacerla pública para evitar nuevas actuaciones de los jueces. Decía Sartre que lo que separa jugar a la política de hacer política es la mala fe. Y es mala fe, por tanto, que unos deterioren la democracia con actuaciones represivas que ponen en cuestión libertades políticas básicas, empezando por la de expresión, y que otros hagan promesas que saben perfectamente que no cumplirán. Por respeto a la ciudadanía, hagan política.
Acaba el año y España sólo ha acogido a 848 de los más de 17.000 refugiados que se comprometió a acoger. Quedan 16.439. Es un episodio vergonzoso, en la línea de Rajoy de eludir en lo posible las situaciones conflictivas.
La cuestión de los refugiados crea dificultades en todos los países, la técnica de Rajoy es minimizarla: comprometiéndose a una cifra ridícula, retrasando al máximo su llegada, y bloqueando los intentos de ayuntamientos y comunidades autónomas de acelerar la acogida. Cuando se gobierna desde el miedo a las reacciones de los ciudadanos, la política se empequeñece. Es la desidia de Rajoy que algunos tanto admiran.