Un juez del Supremo vincula la violencia machista con la maldad del ser humano

Madrid

Antonio Salas, magistrado de la sala de lo Civil del Tribunal Supremo, no entiende el revuelo que sus opiniones han generado y se reafirma en ellas. Insiste en que la violencia machista no es una cuestión educacional y que tiene mucho que ver con la superioridad física del hombre sobre la mujer. "El maltratador", argumenta Salas, "tiene un problema con su mujer porque están discutiendo por cuestión de celos, o por la educación de los hijos. Y sabe que si él suelta la mano, la mano de ella le va a hacer menos daño que el que él propina. Vamos a dejarnos de que es un problema educacional", sentencia.

Equipara, además, la violencia que se ejerce sobre la mujer con otro tipo de violencia y la vincula a la maldad del ser humano. "El que pega lo hará desde el colegio, a los que son menos fuertes que él; si se casa con un varón, maltratará al varón; y si se casa con una mujer, maltratará a una mujer; y si tiene un perro, maltratará al perro. Porque es mala persona".

Salas sigue su argumento pero tiene un desliz al dar por hecho que los hombres son más inteligentes cuando dice que "si desde el principio quien hubiera tenido la sartén por el mango fuese la mujer porque es más fuerte, más inteligente, la que salía a cazar y el hombre se quedara con los niños, a lo mejor la maltratadora era la mujer".

Rebatir los argumentos punto por punto

Para Marisa Soleto, presidenta de la Fundación Mujeres, las opiniones de Salas ponen de relieve el desconocimiento en la materia que todavía existe, incluso en la cúpula judicial. "La violencia de género no es un problema de mala educación o de convivencia. El magistrado se olvida de que a nivel internacional la violencia de género está catalogada como una violencia específica que se ejerce contra las mujeres y no solo en el ámbito doméstico".

Recuerda Soleto que sí es necesario educar en la igualdad para erradicar la violencia machista porque "las creencias sobre la desigualdad entre hombres y mujeres y los desequilibrios que se producen en las relaciones afectivas están en el origen de la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres".

La presidenta de la Fundación Mujeres considera importante este debate porque pone sobre la mesa las "resistencias que todavía existen en el poder judicial y que tanto daño están haciendo en la persecución de estos delitos".