"Somos lo que recordamos ser"
Charlamos con el biólogo y neurocientífico, Fabricio Ballarini
Madrid
Probablemente esta sea la radiografía de un día cualquiera en tu vida. La jornada está marcada por una rutina en la que te despiertas a la misma hora, desayunas casi siempre lo mismo y coges el coche o cualquier otro medio de transporte para dirigirte a tu trabajo. Una vez allí realizas casi siempre las mismas tareas, rutinas laborales que te mantienen ocupado hasta la hora de la salida. Ese día cualquiera puede aderezarse con algunas obligaciones familiares o pequeños momentos de ocio. Día tras día, sin darte cuenta, te refugias en la monotonía porque te aporta tranquilidad. Sin quererlo te enquistas en un devenir predecible que te aporta seguridad. Pero, ¿qué sucedería si esa rutina cotidiana se viera alterada por un suceso inesperado? Imagina, por ejemplo, que te toca el primer premio del sorteo de la Lotería de Navidad (aunque nunca hayas comprado un décimo). Cierra los ojos e imagínalo. Si ocurriera tu rutina saltaría por los aires. Nunca olvidarías ese día, lo que estabas haciendo o dónde estabas en el momento en el que te enteraste de que tu décimo estaba premiado. Ese instante no se irá de tu cabeza nunca.
Nuestro cerebro tiene 100.000.000.000 de neuronas. Sí, has leído bien, cien mil millones de neuronas aunque, pese a esta cifra, es incapaz de guardar todos los recuerdos con la misma precisión. ¿Por qué muchas veces nos somos capaces de recordar lo que hicimos el fin de semana pasado y nos acordamos de algo que pasó hace mucho más tiempo? ¿Por qué nunca olvidarás qué hacías en el preciso momento en el que supiste que habías ganado “el Gordo” de la Lotería pero te cuesta recordar qué comiste ayer? ¿Cómo hacen nuestras neuronas para decidir qué recuerdos se mantienen en el tiempo? ¿Qué mecanismos permiten formar determinadas memorias y descartar otras?
Este es el hilo conductor del libro Rec (editorial Debate) cuyo autor, el biólogo y neurocientífico Fabricio Ballarini, ha pasado por A Vivir. Rec explica cómo funciona nuestra memoria, la importancia del factor sorpresa en el proceso de memorización y por qué registramos ciertos recuerdos en vez de otros. “El factor sorpresa es fundamental. La novedad ayuda a producir o sintetizar proteínas relacionadas con la plasticidad. Dichas proteínas son el sustrato necesario para tener memoria y guardar recuerdos.”
La novedad como estrategia educativa
Ballarini defiende que si un evento novedoso nos ayuda a almacenar información que probablemente caería en el olvido, es posible mejorar la memoria de los estudiantes a partir del efecto sorpresa. Después de utilizar las aulas como laboratorio durante sucesivos experimentos, los datos fueron contundentes: “Probamos con una clase de ciencia y una de música. Brindamos una clase novedosa una hora antes o después del aprendizaje y la memoria de los alumnos mejoró en un 60%. La novedad cambia la forma de aprender, independientemente de la temática. Lo que resulta interesante es trasladarlo al salón de las clases para que los contenidos curriculares complicados puedan ser mejor retenidos por los alumnos.”
Para este investigador la docencia y la ciencia tienen que darse la mano, empezar a caminar juntas. Es necesario construir puentes. Su motor principal es seguir haciendo ciencia para hacer neurociencia dentro de las aulas. Una tarea ardua pero fascinante ante la que afirma ilusionado: “el sueño empieza a caminar.”
LA ENTREVISTA (21.10.2017)
27:06
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