¿Este apologeta franquista merece una calle?

Madrid

En Almuradiel, Ciudad Real, a las puertas de Despeñaperros, existe un bar de carretera que es un auténtico museo franquista: Casa Pepe. El parque temático es la plasmación de la personalidad de su dueño, personaje que opinaba que "las mujeres deberían estar en la cocina, haciendo los deberes de la casa", o que en España, hoy “escoria del mundo”, harían falta un "Hitler o Franco”. Bien, pues este hombre, muerto en 2013, tiene ahora una calle en su pueblo gracias al voto de los concejales del PP y la abstención de los de Ciudadanos, según cuenta eldiario.es.

Resulta alucinante que el mismo país que encarcela a tuiteros por hacer desagradables chistes sobre el franquista Carrero Blanco, consienta que se haga libre apología del franquismo, un régimen que asesinó, encarceló o exilió a todo aquel que consideraba desafecto. Y que se haga negocio con ello. Y que a quien lo hace, su pueblo le honre con una calle. ¿Imaginan un bar en Alemania empapelado de cruces gamadas y retratos del Führer y a su dueño diciendo, entre vino y vino, que Merkel debería estar en la cocina y un nuevo Hitler en la Cancillería? Pues esto es, más o menos, lo mismo.