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LA HORA DE MILLÁS

Jordi Montero: "El dolor agudo es necesario para la vida"

Juan José Millás se adentra con el neurólogo Jordi Montero en el campo del dolor a través de su libro 'Permiso para quejarse'

Hombre con dolor de espalda. / GETTY IMAGES

Madrid

Juan José Millas se ha interesado por el libro del doctor Jordi Montero, Permiso para quejarse. En él recoge casos de pacientes que acudieron a él desesperados por diversos dolores que padecían. En Hoy por hoy con Gemma Nierga hemos aprendido con el neurólogo a entender el dolor y a ser más empáticos con los que lo sufren. 

La hora de Millás (27/01/2017) - Permiso para quejarse

21:59

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Montero defiende que el dolor agudo tiene grandes beneficios en nuestro campo emocional y es "necesario para la vida". "El dolor agudo es una alarma para evitar el daño", explicaba. Sin embargo, el doctor apunta que el dolor problemático, es el dolor crónico.

Al igual que heredamos rasgos físicos de nuestros progenitores, también obtenemos rasgos de dolor, como la migraña, por ejemplo. Las encargadas de ello son nuestras neuronas espejo, que imitan funciones desde la gestación. Cuando nacemos seguimos imitando porque es nuestra forma de aprender, por lo que también "se puede copiar el dolor", apuntaba el neurólogo.

Uno de los puntos que trata en su libro es el dolor crónico. El doctor explica que está muy relacionado con las emociones de la persona. "Las personas que tienen dolor crónico tienen permiso para quejarse", sostiene. "Ese dolor se asienta en experiencias dolorosas agudas que han quedado grabadas", explicaba. Es decir, que al igual que memorizamos nombres, también memorizamos dolores.

La solución para el dolor crónico, según Montero, no existe, pero sí hay puntos para abordarlo. "El dolor crónico hay que enfrentarlo desde aspectos emocionales, la fisioterapia y un cambio de chip", detallaba el doctor. Porque se trata de comprender cada caso para poder actuar con fármacos o estimulación.

Las caricias son una buena forma de estimulación. "Es un fenómeno fisiológico imprescindible", sostiene. Dice que tenemos que aprender a tocarnos en el ámbito médico-paciente. "La forma más elaborada de acariciarse es por medio de la mirada", concluía.

 
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