Rafael Correa: "Falta un discurso regional frontal frente a Trump"
El presidente de Ecuador recuerda en una entrevista en la Ser que "Estados Unidos ha sido también un país de emigrantes"
Madrid
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, pide a los países de América Latina una postura contundente frente a las medidas antimigratorias de Donald Trump. En una entrevista en la Ser, Correa asegura que "falta un discurso consolidado y frontal en defensa de los derechos humanos. Y ha criticado un "discurso demasiado elemental que piensa que construyendo barreras se arregla" el problema de la migración. En esta línea, ha recordado que "Estados Unidos ha sido un país de emigrantes y América Latina ha recibido a muchos inmigrantes en las últimas décadas".
Correa reconoce que "vienen tiempos duros pero también de oportunidades" y ha alabado las manifestaciones de protesta que se han organizado este fin de semana en varias ciudades de Estados Unidos contra la orden que prohíbe la entrada al país de los ciudadanos de siete países musulmanes. "Son movilizaciones que no se veían desde la Guerra de Vietnam", ha recordado.
Rafael Correa: 'Falta un discurso regional contundente frente a Trump'
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Ecuador celebra elecciones el próximo 19 de febrero, por mandato constitucional no puede volver a presentarse ¿Le hubiera gustado?
No. De hecho hubiéramos podido establecer la reelección inmediata, pero yo mismo insistí en establecer una transitoria para impedir mi postulación. Si hubiera sido necesario, ahí hubiese estado porque tenemos una enorme responsabilidad sobre nuestros hombros. No estamos aquí por nosotros sino por nuestro pueblo, y vimos que las condiciones eran adecuadas para que alguien continúe el proyecto.
Recientemente ha dicho Usted que se va a retirar totalmente de la política porque su presencia sería demasiado perturbadora. ¿Para quién?
Sobre todo para un gobierno de Ecuador porque he estado 10 años gobernando y mi presencia ha sido algo importante. Es mejor retirarse y dar total libertad al nuevo gobierno para que tome las decisiones que crea convenientes.
Antes de hablar de Ecuador, le tengo que preguntar por Donald Trump, el elemento que ha cambiado en una semana el panorama geopolítico mundial. Él y su guerra contra la inmigración y los refugiados. ¿Es una situación realmente insólita?
Es impresionante lo que está pasando. Se vienen tiempos duros pero también interesantes y de oportunidad. Hay movilizaciones en el interior de Estados Unidos que no se había visto desde los tiempos de Vietnam y la lucha por los derechos sociales. Algo se está moviendo.
Su política sobre inmigración impacta de lleno en la comunidad latinoamericana
Es demasiado elemental, de una ingenuidad extrema, construir un discurso político que piensa que construyendo barreras se va a impedir la inmigración. La inmigración se va a impedir, como dice el Papa Francisco, con solidaridad, con Humanidad, distribuyendo la riqueza a nivel mundial, y llevando paz y progreso a todos los rincones del planeta.
¿Va a haber alguna estrategia regional para responder a la agresividad con México que muestra Trump?
Vengo de la quinta Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe y en el primer punto figuró la defensa de nuestros migrantes. Pero sí puedo decirle que falta un discurso consolidado y frontal para responder a las políticas del nuevo presidente de EEUU.
¿Cómo habría que responder?
Con una postura regional de defensa de la principal movilidad, que es la movilidad humana, y de defensa de los DDHH. Y recordándole a EEUU que ellos fueron un país de inmigrantes y que nosotros, como Latinoamérica, somos una región que ha recibido migrantes. Por ejemplo, españoles tras la guerra civil.
¿Es posible que Europa ocupe un lugar diferente en la relación con Latinoamérica ahora que Trump encierra a Estados Unidos en sí mismo?
Eso es lo que creemos. Con todo respeto, ha habido un retroceso en ciertas clases de políticas en Europa, países que en los últimos años han sido más neoliberales que el propio Estados Unidos. Pero Europa tiene un pensamiento más ilustrado y ha sido cuna de muchas cosas, y yo creo que puede desarrollarse en Europa un pensamiento para contrarrestar esas posturas radicales de la presidencia de EEUU y acercarse más a América Latina.
Más allá de esos valores, le preguntaba por la economía. ¿Se abre una ventana de oportunidad para tener más relaciones comerciales o más inversiones?
Sí, pero no nos gusta mercantilizar las relaciones con otros países, que van más allá del intercambio comercial. Es importante pero no lo único ni necesariamente lo más importante.
Cierra una década de gobierno en Ecuador, doy por sentado que el balance es positivo ¿le queda alguna frustración?
Muchas. Como me dijo una campesina en la inauguración de un carretera en una región apartada: “Presidente, sabemos que falta mucho por hacer, pero también sabemos que nunca se ha hecho tanto como ahora”. Por ejemplo, me hubiera gustado avanzar más en la lucha contra la desnutrición infantil.
¿Se arrepiente de algo?
De muchas cosas, por ejemplo de algunos nombramientos. Nos equivocamos al nombrar algún ministro, presidente de la Asamblea…
Después de años de crecimiento, con el precio del petróleo a favor y creciendo por encima de la media de la región, justo 2016 se cierra con el crecimiento del PIB en negativo ¿Esto puede lastrar las posibilidad del candidato oficialista, Lenin Moreno, en las elecciones de febrero?
Lo económico arrastra lo político, pero déjeme decirle que según estudios internaciones de instituciones como el Boston Consulting Group, Ecuador ha sido de lejos el país que mejor ha aprovechado la riqueza petrolera para el crecimiento, la distribución o disminución de la pobreza. No es sólo que tuvimos ingresos petroleros, los hemos sabido utilizar.
Los dos últimos años han sido durísimos, no se había visto en 30 años. Se nos desplomaron un 40% las exportaciones, y no sólo de petróleo. Por primera vez desde que somos exportadores de petróleo el gobierno central no recibe un centavo petrolero. Lo contrario, tuvimos que dar 1.600 millones de dólares para que las petroleras no quebraran como estaba pasando en otros lugares del mundo. Frente a esta situación, que los economistas llamamos choques externos, se requiere depreciar la moneda. Pero nosotros no tenemos moneda nacional y el dólar ha hecho lo contrario, apreciarse. Fue una tormenta perfecta, pero pese a todas esas circunstancias y otras, como desastres naturales o contingencias legales, ya la economía está creciendo.
Los españoles vimos llegar muchos ecuatorianos al comienzo de la década del 2.000. Esa tendencia se paró y con la crisis incluso se revertió, ahora están volviendo. Han aprobado una ley de movilidad humana, ¿qué representa?
Para nosotros la movilidad humana es un derecho fundamental. Yo como economista no entiendo una globalización que promueve cada vez más la movilidad de capitales y de mercancías, y criminaliza la humana. Es una contradicción que no sabremos explicar a las generaciones venideras. En Ecuador se garantiza que los migrantes que quieran residir en nuestro país gozan de todos los derechos y servicios, pero también hay políticas públicas a favor de los que ahora están viviendo por todo el mundo. Y con la ley, ya no van a ser políticas públicas van a ser obligaciones de Estado.
Los que han vuelto ¿lo han tenido fácil?
Han tenido ayudas, como planes para librar de impuestos a su menaje, créditos, proyectos… pero no podemos garantizar su felicidad, aunque hacemos lo que podemos. Hay feministas que dicen que el Estado debería garantizar que hay armonía dentro del matrimonio, que no es maltrate a la mujer dentro de la familia... Pero no todo lo puede hacer el Estado, y se lo dice un gobernante de izquierdas.
¿Pero a Usted sí le preocupa la violencia machista?
Claro. Y somos los que más hemos luchado contra el machismo, logrando cosas como la equidad de género en la Asamblea y en la Corte Nacional de Justicia, la mujer logró una participación del 40% en nuestro gabinete ministerial… pero hay opciones personales, como el con quién se casa una mujer, en las que el Estado no puede intervenir.
¿Han notado el descenso de las remesas?
Por supuesto. Los migrantes salvaron al país tras la crisis de 1999, causada por la irresponsabilidad de la banca y el fundamentalismo neoliberal. Dijeron que el mercado se regulaba solo, y se hicieron préstamos a ellos mismos, mandaron la plata fuera, se construyeron palacios, congelaron los depósitos un año y en ese tiempo perdieron un 60% de su valor, explotaron a la gente, nos llevaron a la ruina… Millones de personas salieron, cuando antes Ecuador no era un país de alta migración. Fue una desestructuración social y familiar sin precedentes. Y esa gente que fue expulsada de su patria por la falta de oportunidades, que vino a Madrid, a Valencia o a Murcia a ganarse el euro con el sudor de su frente, no se olvidó de su patria. Fueron ellos los que sostuvieron a la economía. A Ecuador, después de aquella crisis, lo salvaron sus pobres, eso nunca hay que olvidarlo.
¿Ahora ha bajado sensiblemente la importancia de esas remesas?
Con nuestro gobierno se generaron nuevas fuentes, se triplicó la recaudación tributaria, y se mejoraron las exportaciones. Todo eso hizo que la importancia de las divisas sea más relativa.
Según la empresa CEDATOS, la corrupción está aumentando entre las preocupaciones de los ecuadores.
No me fío de las encuestas de CEDATOS porque están claramente vinculadas a un partido, pero sí hemos tenido lastimosamente casos que hemos sido los primeros en denunciar e investigar, pero es otro tipo de corrupción. Cuando yo llegué las aduanas se repartían entre los partidos, un negocio de los más rentables como es el de las telecomunicaciones perdía dinero, hasta en el registro civil pedían plata por sacar la cédula… Esa corrupción tolerada ya no existe. Pero ¿cómo controlas en un concurso abierto que una empresa le dé una coima a un funcionario deshonesto en una cuenta secreta en un paraíso fiscal? Esos han sido los casos que nos han saltado en los últimos meses. Lo importante es no tolerarlo, aplicar con rigor la ley y poner todos los controles, que es lo que hemos hecho.
Su relación con los medios de comunicación es un asunto delicado. RSF advirtió de la presión institucional, la CIDH calificó la legislación de su país como la más restrictiva… ¿Si pudiera volver a hacer las cosas, las haría de otro modo?
No, igualito, corrigiendo algunos errores y quizá con mayor firmeza. Ellos se quejan del acoso político ¿dónde nos quejamos nosotros del acoso mediático? De las mentiras y la manipulación. ¿Dónde nos quejamos los políticos honestos sobre el acoso mediático de una prensa frecuentemente deshonesta?
Entonces Usted sostiene que su ley de comunicación no es restrictiva.
Es extraordinariamente buena. El mayor miedo de esta gente es que otros países la repliquen. Va más allá de los medios, defiende a los periodistas y establece salarios mínimos porque los medios eran uno de los grupos más explotadores como patrones. Además da poder al ciudadano, que ya puede exigir rectificación y tiene derecho a réplica. Eso antes no existía.
Hay que sancionar la información falsa, como la de Villavicencio y Clever Jiménez, que sacaron una denuncia falsa acusándome de haber fingido todo el 30-S, de haber planificado mi supuesto rescate en una universidad. Eso es falso testimonio y es grave.
El periodismo serio es vital para una democracia, y el mal periodismo es mortal para esa misma democracia. En Latinoamérica el periodismo es bastante malo en general.
Le preguntaba por la información que manejan organismos independientes, como CIDH.
La CIDH ha perdido toda legitimidad, se ha convertido en una comisaría de quinta categoría que recibe toda la basura de los enemigos de los gobiernos progresistas de Latinoamérica. No olvidemos que está en Washington y es financiada por Estados Unidos.
A propósito de los gobiernos progresistas en Latinoamérica. Usted lo deja, en Brasil Dilma ha tenido que salir, el boliviano Evo Morales tampoco va a repetir, el chavismo no pasa por su mejor momento en Venezuela… ¿qué futuro le espera a la izquierda en América Latina?
Un gran futuro. América Latina ya cambió, ésta es sin duda es la década ganada, no sólo para Ecuador, sino para toda la región. Como dije en la Cumbre de CELAC, que es la de mi despedida de los colegas latinoamericanos, podrá haber retrocesos pero nuestros pueblos jamás permitirán que el pasado regrese.
Se va a ver con el presidente Rajoy y con el Rey Felipe. Personalmente ¿con quién tiene mejor conexión?
La verdad es que me llevo muy bien con los dos. Al Rey Felipe le estimo muchísimo. Cómo nos ayudaron el presidente Rajoy y el gobierno español con el terremoto del 16 de abril. Ésa fue una tragedia gravísima, la peor de los últimos 70 años en Ecuador. Y cómo nos ayudaron también para firmar el acuerdo comercial con Europa. Sólo tengo palabras de gratitud para el presidente Rajoy.
Muchas gracias y mucha suerte a Usted en su nueva etapa y a Ecuador
Muchísimas gracias a Ustedes y un saludo a todos los ecuatorianos, y latinoamericanos residiendo en esta patria grande, en esta tierra tan querida.
Jordi Fàbrega
Periodista en la Cadena Ser desde 2003. Primero en Barcelona y desde hace más de una década en Madrid...