Divergentes

Madrid

Hace ahora dos años, y por estos días, Podemos saboreaba el éxito de la manifestación que habían convocado y que sacó a la calle a decenas de miles de personas. Lo llamaron la "marcha del cambio". Pero el cambio, de momento ha operado sobre ellos. Pablo Iglesias e Iñigo Errejón acudirán a Vistalegre encabezando cada uno una lista de 62 personas para la dirección del partido. A las doce de esta noche pasada terminaba el plazo y no ha habido acuerdo.

No se acaba el mundo, bien lo sabemos y lo contamos cada día, porque en un partido político haya más de una propuesta para dirigirlo, pero de lo traumático que resulta la confrontación tan temprana entre los dos dirigentes da la medida la espantada de otra fundadora, Carolina Bescansa, que renuncia a estar en la dirección, la actual y la siguiente, porque ese cara a cara de los dos dirigentes atrapa, dice Bescansa, al partido en un eje de confrontación que ha impedido los debates previos a la Asamblea que hicieron florecer a Podemos. Y añade en un comunicado que son los equipos más fuertes los que están actuando de espaldas a la voluntad de diálogo y acuerdo.

Sobre las listas, Iglesias, además de optar a la Secretaría General, ha decidido encabezar la de su corriente con lo que se asegura un puesto en el Consejo y obliga a elegir entre él y Errejón en cada votación. Iglesias irá acompañado por Irene Montero, de dos, Vicent Navarro, de tres, y Gloria Elizo, de cuatro.

Errejón lleva de numero dos a Rita Maestre, de tres al juez Yllanes, y de cuatro a la responsable de Igualdad, Clara Serra.

No es una buena noticia que una feroz pelea orgánica alcance ya al partido más joven y fulgurante del Parlamento español y en el que muchos votantes habían depositado esperanzas de regeneración y de otra manera de hacer política.