Una cierta desolación

Madrid

Pablo Iglesias ofreció a Iñigo Errejón ser el próximo candidato de Podemos en el ayuntamiento o en la Comunidad de Madrid, como posible solución al enfrentamiento que protagonizan los dos en el partido. Hubiera sido una solución completamente fallida, porque de lo que se trata es de dos personas con vocación política, no municipal, que tienen ganas de influir en la marcha del país entero. Los dos desean ejercer un liderazgo político y esa fue, curiosamente, en el principio una buena noticia para este país.

Habían aparecido, casi de repente, nuevos políticos, dirigentes de una organización original, con una gran capacidad de comunicación y de movilización de las capas más jóvenes del electorado. Los dos ayudaron a cambiar el panorama político español de una manera sorprendente, y atractiva, pero la verdad es que no fueron ellos solos, sino que a su lado trabajaron otras muchas personas a las que habría que atribuir también el éxito de Podemos.

El enfrentamiento personal entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón no se resuelve apartando a uno de ellos, como es posible que suceda en Vista Alegre II, sino llegando a un acuerdo que puedan respetar ambos o, en todo caso, apartando durante algún tiempo a los dos para permitir que otros dirigentes encuentren la manera de recomponer lo que han roto. Conste que sería algo nunca visto. Lo habitual es que los enfrentamientos personales dentro de la dirección de un partido acaben con un único líder y un único proyecto. Eso sí, un único líder, rodeado de la una cierta desolación.