Las investigadoras españolas sufren la brecha de género

Desde hace varias décadas el porcentaje de mujeres universitarias es mayor que el de hombres, el número sigue descendiendo en lo que respecta a las carreras científicas. Según la Federación de Jóvenes Investigadores/ Precarios, el número de investigadoras predoctorales desciende a menos del 50 por ciento y a medida que avanzan en su carrera científica se hacen evidentes las dificultades para poder continuar en ella. "La situación de desigualdad está bastante marcada, especialmente en los puestos de importancia. No se encuentran soluciones y no se ponen en marcha medidas que puedan evitar esta brecha de género", afirma Elena Carretón, portavoz de FJI/ Precarios. El personal femenino en las universidades públicas se reduce al 35 por ciento, y menos del 25 por ciento de los puestos de mayor relevancia del CSIC son cubiertos por mujeres. Únicamente el 20 por ciento de las cátedras universitarias están en manos de una mujer.

En España, en igualdad de condiciones, los hombres tienen 2,5 más de posibilidades de conseguir un ascenso que las mujeres. Según un estudio publicado por científicos estadounidenses y que se refiere a la situación de las mujeres en distintas universidades e instituciones americanas, ellos obtienen mejor valoración en su currículum y mayor sueldo.

"Si comparamos la situación actual con datos de hace dos décadas, hemos visto una mejoría significativa. Lo que sucede es que no son suficientemente buenos. Se están perdiendo vocaciones, talentos científicos porque no tienen una figura femenina de referente. Es necesario que los niños y niñas tengan mujeres dedicadas a la ciencia como referente porque se guian a través de ellos", asegura Elena.

Desde la FJI/Precarios piden que se adopten medidas específicas como mantener e incrementar la presencia femenina en jurados y paneles de evaluación para plazas, subvenciones y premios científicos. Exigen un compromiso por parte de las instituciones con la implementación de políticas reales de conciliación de la vida profesional con la familiar, y medidas encaminadas a vencer los prejuicios sociales por los que las mujeres parezcan menos aptas que los hombres en ciencia y tecnología, dando mayor visibilidad al trabajo llevado a cabo por investigadoras. Las niñas y adolescentes tengan modelos que sirvan de rol e inspiración para fomentar la vocación investigadora, que puedan competir por un futuro profesional en una carrera investigadora digna y en igualdad de condiciones.