Diferencias entre Óscar, óscares y Oscars
El diccionario recoge el premio de cine desde 2014 y explica cómo debe usarse
Una estatua de los Oscar antes de recibir una capa de pintura durante los preparativos para la 89 edición de la entrega de los Premios de la Academia en Hollywood, California (EE.UU.) / PAUL BUCK (EFE)
Madrid
Hollywood empezó a dar premios de cine en 1929, pero el Oscar llegó 10 años después. Al principio se conocía como "Premio de la Academia", y hay diferentes explicaciones para que se terminase acuñando ‘Oscar’. La teoría más extendida cuenta que cuando la secretaria ejecutiva de la Academia vio por primera vez el premio hizo una referencia con su «tío Óscar», un periodista lo adoptó para un reportaje y se fue extendiendo en la sociedad hasta que finalmente en 1939 la Academia de Cine lo nombró de manera oficial.
A la hora de escribir existe una gran diferencia entre el óscar, de estatuilla de oro (que de oro sólo tiene le baño final, porque está hecha de una aleación de metal formada por cobre, estaño y regulo de antimonio) y Óscar. La figura que se entrega a los premiados se escribe óscar -es en minúscula siempre- y con el plural óscares. Pero si hablamos de la gala o del premio, debe ser Óscar -con la O mayúscula- y es igual en singular que en plural.
REPORTAJE: Diferencias entre Óscar, óscares y Óscars
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En las redes vemos que los medios hacen uso de Oscars –con s al final- y tiene una justificación. Se trata de conseguir mejor posicionamiento en Twiiter, por ejemplo, y para ello se hace uso del término tal y como se escribe en inglés, para poder continuar todo lo que se comente en conjunto. Oscar por lo tanto es en inglés y es incorrecto su uso cuando se está hablando en español.
Los Óscar llevan más de 70 años en nuestra vida pero sólo dos en el diccionario. Para la RAE debe ser el premio de cine más importante, porque en la última edición fue incluido Óscar pero premios nacionales no aparecen por ninguna parte. Los Goyas que llevan en España desde 1987 no están recogidos, ni la Concha de San Sebastián, la Biznaga de Málaga o La espiga de Valladolid.
Si algo no va a faltar en la gala son las estrellas. Un término que llega por primera vez como "persona que sobresale en su oficio" en 1924 y ha sido con el tiempo cuando ha adquirido matices. En 1984, como si de un fenómeno paranormal se tratase, desaparece la definición y es en 2001 cuando vuelve al diccionario y por primera vez con alusión a los artistas. Y es que aunque ahora tenga un uso más dirigido a las personas del espectáculo, lo cierto es que cualquiera puede ser una estrella.
