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OPINIÓN

Cuando el mercado libre se convierte en atraco

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Madrid

Si buscas por internet Mercado libre te puedes encontrar muchas teorías sesudas y alguna definición: "el sistema en el que el precio de los bienes es acordado por el consentimiento entre los vendedores y los consumidores, mediante las leyes de la oferta y la demanda". ¿Acordado entre quién?

Una ley de la oferta y la demanda que entendemos todos, en la misma medida que todos entendemos que, a veces, se sale de madre. Por ejemplo, en el congreso de móviles que se celebra estos días en Barcelona se han disparado una vez más los precios de los hoteles de más o menos categoría: un hotel de cuatro estrellas que la semana anterior costaba 132 euros/noche ahora cuesta 1.100€ ¡y sin desayuno! Y más grave todavía: la habitación de una pensión que cuesta normalmente 53 euros, estos días vale la friolera de ¡423 euros! Y sin baño. Y ha habido hoteles que han vendido habitaciones a 2.000 euros cuando cuestan normalmente poco más de cien.

En contraste, no pasa lo mismo normalmente en la restauración, donde los precios se mantienen más estables, aunque siempre están ahí las excepciones de los "listillos" de siempre: saben sacar "tajada" del momento y se aprovechan del tirón del turismo y de las tarjetas de las empresas para encarecer platos en los que no suele mirarse el precio sino la calidad, originalidad… De los que luego se pueden exhibir las fotos en WhatsApp.

Pasa en otras ciudades cuando hay grandes acontecimientos que atraen mucha demanda que supera a la oferta: deportivos, culturales, incluso políticos… Y vuelos, trenes, alquileres de coches, etc suben sus tarifas y hacen su agosto. Y ahí están también los viajes en fechas puntuales, como ciertas semanas en verano, o la Semana Santa, o un puente en el que todo el mundo quiere huir a la vez.

Hasta en alimentación hay momentos puntuales: como las heladas que han acabado con cosechas de determinados alimentos que, al escasear, los consumidores acabamos pagando demasiado caros por la escasez, con precios muy fuera del mercado. No faltan quienes, desde alguna parte de la cadena, aprovechan la situación para hacer negocio disparando precios y márgenes de beneficios, mientras que otros siguen pagando el pato, como pasa habitualmente con los agricultores…

Dentro de un orden, vale, perfecto, se entiende esta mayor demanda y la escasez, alimentos, habitaciones, vuelos, hay que aprovechar estos momentos para hacer caja, para compensar los malos momentos, los días de habitaciones y mesas vacías, de tardes en las que no entran clientes, de vuelos en los que tienes que levantar el avión con asientos vacíos que no llenas… Pero, ¿estas diferencias de precios en tantas y tantas situaciones?

Por mucho que los grandes economistas nos digan que es el libre mercado, que es la competencia, que todo esto lo regula el mercado, a mí me parece que poner algunos precios en algunos productos y en algunas circunstancias es, lisa y llanamente, un atraco. Alguien me podrá decir: ¡también se produce al revés! Sí, los consumidores nos beneficiamos de algunas ofertas en restauración, hoteles o viajes puntualmente, pero ni mucho menos en la medida de los "pelotazos" que dan algunos cada cierto tiempo. Es cuando el mercado libre se convierte en asalto a nuestros bolsillos. ¿Libre competencia? De acuerdo, pero con cierto equilibrio de fuerzas. Muchas veces, ni tenemos donde elegir, ni hay alternativas... Y el mercado libre casi siempre tiene la sartén por el mango. Algo falla...

En el diccionario también podemos buscar "usura", y encontrarás una definición: "Provecho o beneficio excesivo que se obtiene de una cosa". Pues eso…

 
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