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IDENTIDAD SEXUAL

La historia de Arlet, una niña que definió su identidad de género a los tres años

Sandra, madre de la pequeña, ha contado cómo se produjo el tránsito y cómo lo vivió la familia

Imagen de una niña pequeña de espaldas junto a un osito de peluche. / iStock Photo

Madrid

Estos días ha estado circulando por Madrid un autobús que divulgaba un mensaje tránsfobo. Concretamente, decía que si naces con vulva serás siempre una mujer y si naces con pene seguirás siendo un hombre toda tu vida. El vehículo ha sido inmovilizado y tiene prohibida cautelarmente la circulación por orden del juzgado de instrucción número 42 de Madrid. Pero Hazte Oír, la organización ultracatólica que puso el autobús en marcha, ha sacado este viernes una autocaravana con el mismo lema, para luchar contra "el adoctrinamiento sexual obligatorio" que según ellos se está realizando.

Nombres propios (03/03/2017) - La historia de Arlet, una niña que definió su identidad de género a los tres años

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Su mensaje no tienen en cuenta la identidad de género, porque el hecho de ser hombre o mujer no está determinado por los órganos sexuales exclusivamente. La identidad de género es cómo nos sentimos con respecto a nuestro género y cómo lo exteriorizamos. Y es algo que ya se manifiesta desde edades tempranas. Es el caso de Arlet, una niña de cuatro años de Barcelona. A ella le asignaron el sexo masculino cuando nació, pero desde los dos años y medio toda su energia iba enfocada a vestirse y visualizarse en un futuro como una niña, mujer o princesa. Sandra, madre de la pequeña, ha contado en La Ventana cómo se produjo el tránsito y cómo lo vivió la familia.

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Cuando la pequeña adoptó el lenguaje era capaz de visualizarse en el futuro como una niña. Y como en casa en ningún momento le prohibieron vestirse con faldas y pañuelos en el pelo, dio un pasito más y quiso salir a la calle con vestidos de niña.  "No jugaba a juegos de niña, de forma diferente a sus hermanos, pero siempre su juego se basaba en la representación. Toda su energía se centraba en jugar a ser y le costaba jugar a otros juegos simbólicos. Y en alguna ocasión intentó cortarse el pene de forma imaginaria", ha explicado Sandra.

Cuando los padres vieron estas manifestaciones, y cuando estuvieron preparados, fueron ellos mismos los que preguntaron a la pequeña por su identidad sexual. "Le preguntamos si era una niña. Nos repreguntó si podía serlo. Le respondimos que eso solo lo podía saber ella. Y entonces me dijo que era una niña". A partir de ese momento comenzaron a tratarla en femenino y fueron a Transit, un organismo de la Generalitat de Cataluña que se centra en las necesidades y expectativas de la persona trans y en su autodeterminación y su autonomía: "Fuimos allí porque a la gente de nuestro alrededor le tranquilizaba que fuéramos a unespecialista".

La orientación que les dieron fue que siguieran el ritmo que marcara la pequeña de la que son responsables, aunque también les dijeron que tenían la posibilidad de frenar el proceso por la edad que tenía o porque no estuvieran preparados. "Era un aspecto latente en nuestra hija, así que hizo el tránsito con tres años y tres meses". Fue algo rápido y la guardería no estaba preparada, así que no pudo acabar el último curso.

Al principio recibieron críticas porque muchos pensaban que la pequeña solo quería llamar la atención o era un capricho de su madre, que tenía dos hijos varones mayores y quería una niña. Pero principalmente por la edad, porque era muy pequeña. "Nosotros hemos aprendido con esto que ninguna edad es la correcta. Que depende de la persona y de lo cómoda que se sienta con su entorno". Los hermanos, desde el principio, vieron muy claro que tenían una hermana, pero el mayor, de doce años, pensaba a largo plazo, en cómo se iban a comportar con ella, en el bullying.

Sandra cuenta la historia de su hija para ayudar a otros padres que puedan estar viviendo ese momento en el que se percatan de que la identidad de género de sus hijos no es la misma que la que le asignaron al nacer y aconseja dejar a un lado el qué dirán y los intereses y los sentimientos propios porque "lo principal son los niños y que se les reconozca el derecho a su propia identidad".

 
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