Un mundo, además, inseguro
Hemos comprobado que nuestros teléfonos y ordenadores, que tanto queremos, apenas si son algo más que una máquina perfecta de suministrar información para quien tenga ganas, tiempo y dinero para espiar hasta nuestros movimientos
Gusta de vez en cuando abandonar a su suerte a corruptos y corruptas, y darse un garbeo por el ancho mundo. Podríamos hacer una parada en Bruselas, donde se ha refrendado el despropósito de que el Partido Popular Europeo, esto es, la derecha de toda la vida, ya preside las tres grandes instituciones comunitarias: el Parlamento, la Comisión y el Consejo. Siempre a sus órdenes, que quede claro quién manda y quién obedece.
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Pero vayámonos un poco más lejos, hasta la locura de Estados Unidos, donde Wikileaks nos ha demostrado que las agencias de espionaje, y en concreto la CIA, que debería ser la más eficiente del mundo, está dirigida por una panda de desharrapados e incompetentes que tienen sus mecanismos de seguridad, esos que cuestan millones y millones de dólares, con más agujeros que un campo de golf.
Hemos comprobado, además, que nuestros teléfonos y ordenadores, que tanto queremos y que somos incapaces de vivir sin ellos, apenas si son algo más que una máquina perfecta de suministrar información para quien tenga ganas, tiempo y dinero para espiar hasta nuestros movimientos más íntimos. Estremece pensar que una agencia con todas sus vergüenzas al aire, como es la CIA, va a estar a partir de ahora en manos de alguien como Donald Trump, un lunático capaz de cualquier atrocidad.
¿De verdad que estamos seguros en este mundo?
